En su declaración ante el Comité de Moneda y Banca del Senado, Alan Greenspan volvió a ratificarse en sus diagnóstico de la situación económica. La inflación está bajo control y la recuperación tardará todavía un poco en llegar. Quizás tres o cuatro trimestres. Si él lo dice...
Lo interesante de la intervención se produjo durante el turno de preguntas posterior. Greenspan estuvo soberbio al reprochar a los políticos los perniciosos efectos que el salario mínimo tiene sobre la empleabilidad y la correspondiente formación técnica de los jóvenes de menor capacidad productiva. Fundamentalmente los negros. Pagar por educarse formalmente como hacen los que pueden, está bien. Cobrar poco para aprender mientras se trabaja, no. El hecho de que las cifras del desempleo sean más del triple entre la juventud negra menor de veinte años que entre la media de la población activa, muestra los terribles efectos excluyentes de este tipo de medidas “sociales”. Claro que así los socialistas ya tienen excusa para cargar contra el “racismo” y la “marginación” y subir los impuestos.
Siempre he dicho lo mismo: si el salario mínimo es tan fantástico ¿por qué no situarlo en dos millones de pesetas al mes? Supongo que será porque a ese salario pocos encontraríamos trabajo. Ni siquiera sería argumentable que eso ocurriría por la “malicia” empresarial. Quien pagase a un trabajador mucho más de lo que produce, no tardaría mucho en quebrar. Así que lo “bueno” es situarlo en donde se hace habitualmente. De este modo sólo se hace inempleable a aquel 3% de la población que de momento produce menos por su escasa cualificación. Vetándoles la posibilidad de que empiecen, nos aseguramos que nunca progresarán. Justo lo que necesitan los socialistas. ¡Chapeau! Señor Greenspan por enfrentarse a la demagogia.
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