L. D.- El ataque terrorista ha tenido en el sector de las aerolíneas a una de sus principales víctimas. Desde el fatídico 11 de septiembre, las compañías aéreas han sufrido una considerable reducción de su actividad, que ha tenido su reflejo en las Bolsa de todo el mundo con una notable caída de la cotización de estos valores. Así, la compañía española, Iberia, ha sufrido en sus carnes una depreciación desde que se produjera el ataque suicida a las Torres Gemelas de un 20 por ciento. Si a esta caída bursátil se le suma el recorte acumulado por la empresa de bandera, Iberia ha perdido desde su estreno en el parqué más de un 32 por ciento.
Si para los inversores particulares la situación los títulos de Iberia es más que preocupante, para los accionistas de referencia –CajaMadrid, BBVA, Logista, El Corte Inglés y Ahorro Corporación– lo es aún más. La compañía presidida por Javier de Irala vale casi un 75 por ciento menos que el precio con el que el “núcleo duro” entro en Iberia. El desplome de la cotización ha provocado unas minusvalías implícitas para estos accionistas de más de 100.000 millones de pesetas. Además, las previsiones de la mayoría de analistas dibujan un panorama poco esperanzador para los títulos de Iberia.
La cuestión se complica un poco más, ya que el “núcleo duro” está compuesto en gran parte por cajas de ahorros . Así, sólo CajaMadrid, que es el principal accionista de Iberia con el 10 por ciento, acumula unas minusvalías latentes de más de 33.000 millones de pesetas. Por su parte, Caixa Galicia –que participa en la sociedad a través de Ahorro Corporación– sufre también minusvalías latentes de casi 6.700 millones por su 2,02 por ciento del capital de Iberia. Ahorro Corporación también engloba a otras entidades como Ibercaja (922 millones de minusvalías implícitas), Caja España (670 millones), Caja Castilla La Mancha (530 millones), y Unicaja, Caja Murcia y El Monte (con más de 362 millones cada una), según información de Invertia.
En virtud de la legislación bancaria, CajaMadrid no tendrá que dotar estas minusvalías al cierre del tercer trimestre, puesto que su participación supera el 3 por ciento. Sin embargo, las minusvalías latentes si que tendrán consecuencias en la cuenta de resultados del resto de cajas citadas anteriormente.
Ante esta situación, convienen recordar las palabras del gobernador del Banco de España, Jaime Caruana , cuando exigió "prudencia" a las cajas de ahorros por los riesgos en los que están incurriendo en su actividad diaria, tanto por el fuerte crecimiento de los créditos como por el exceso de sus inversiones en empresas cotizadas. Caruana explicó que las participaciones industriales pueden resultar ajenas a la naturaleza y objetivos de las cajas si su finalidad se centra en el control de las empresas, si generan compromisos a largo plazo o exceden determinados límites o proporciones del balance de las cajas. Además, el gobernador apuntó que la oportunidad de invertir en empresas obliga a las cajas a asumir nuevos riesgos "que no parecen naturales" en entidades de carácter fundacional, dado que les demandan abundantes recursos propios para cumplir con las exigencias de cobertura de riesgos y los límites impuestos a las participaciones industriales.
Sin embargo, en vez de disminuir, la Confederación Española de Cajas de Ahorros ha informado que la participación en empresas –más de un 3 por ciento en sociedades cotizadas y de un 20 por ciento en compañías que no cotizan en bolsa– de estas entidades financieras ha aumentado un 24,22 por ciento en agosto hasta rozar los 868.000 millones de pesetas.
Si para los inversores particulares la situación los títulos de Iberia es más que preocupante, para los accionistas de referencia –CajaMadrid, BBVA, Logista, El Corte Inglés y Ahorro Corporación– lo es aún más. La compañía presidida por Javier de Irala vale casi un 75 por ciento menos que el precio con el que el “núcleo duro” entro en Iberia. El desplome de la cotización ha provocado unas minusvalías implícitas para estos accionistas de más de 100.000 millones de pesetas. Además, las previsiones de la mayoría de analistas dibujan un panorama poco esperanzador para los títulos de Iberia.
La cuestión se complica un poco más, ya que el “núcleo duro” está compuesto en gran parte por cajas de ahorros . Así, sólo CajaMadrid, que es el principal accionista de Iberia con el 10 por ciento, acumula unas minusvalías latentes de más de 33.000 millones de pesetas. Por su parte, Caixa Galicia –que participa en la sociedad a través de Ahorro Corporación– sufre también minusvalías latentes de casi 6.700 millones por su 2,02 por ciento del capital de Iberia. Ahorro Corporación también engloba a otras entidades como Ibercaja (922 millones de minusvalías implícitas), Caja España (670 millones), Caja Castilla La Mancha (530 millones), y Unicaja, Caja Murcia y El Monte (con más de 362 millones cada una), según información de Invertia.
En virtud de la legislación bancaria, CajaMadrid no tendrá que dotar estas minusvalías al cierre del tercer trimestre, puesto que su participación supera el 3 por ciento. Sin embargo, las minusvalías latentes si que tendrán consecuencias en la cuenta de resultados del resto de cajas citadas anteriormente.
Ante esta situación, convienen recordar las palabras del gobernador del Banco de España, Jaime Caruana , cuando exigió "prudencia" a las cajas de ahorros por los riesgos en los que están incurriendo en su actividad diaria, tanto por el fuerte crecimiento de los créditos como por el exceso de sus inversiones en empresas cotizadas. Caruana explicó que las participaciones industriales pueden resultar ajenas a la naturaleza y objetivos de las cajas si su finalidad se centra en el control de las empresas, si generan compromisos a largo plazo o exceden determinados límites o proporciones del balance de las cajas. Además, el gobernador apuntó que la oportunidad de invertir en empresas obliga a las cajas a asumir nuevos riesgos "que no parecen naturales" en entidades de carácter fundacional, dado que les demandan abundantes recursos propios para cumplir con las exigencias de cobertura de riesgos y los límites impuestos a las participaciones industriales.
Sin embargo, en vez de disminuir, la Confederación Española de Cajas de Ahorros ha informado que la participación en empresas –más de un 3 por ciento en sociedades cotizadas y de un 20 por ciento en compañías que no cotizan en bolsa– de estas entidades financieras ha aumentado un 24,22 por ciento en agosto hasta rozar los 868.000 millones de pesetas.