Menú
Gary S. Becker

La recuperación será más rápida de lo que se cree

La tragedia del ataque terrorista del 11 de septiembre ha hecho gran daño sicológico, pero ¿logrará perjudicar las economías de Estados Unidos y del mundo entero? Aunque el daño está a la vista, las probabilidades de recuperación son excelentes.

Podemos hacernos una idea del probable curso de la recuperación haciendo una comparación con lo que sucede después de los grandes desastres naturales. John Stuart Mill, el gran economista y filósofo, observó en el siglo XIX que “a menudo causa admiración la gran rapidez con que se recuperan los países de cuadros de devastación, la pronta desaparición de los rastros del daño efectuado por terremotos, inundaciones, huracanes y los estragos de la guerra”. Él reconocía que el conocimiento y la experiencia son los principales motores del crecimiento económico y de la prosperidad. Felizmente, Estados Unidos sigue gozando de amplios recursos en ambos campos.

El enorme terremoto que sufrió la ciudad japonesa de Kobe en 1995 es una excelente ilustración de la conclusión de Mill, porque fue el más devastador terremoto sufrido por una ciudad moderna. Destruyó más de cien mil edificios, daño gravemente a muchos otros y dejó sin techo a cientos de miles de personas. Unas 6 mil personas perdieron la vida, más o menos el mismo número que el 11 de septiembre, aunque significa una proporción mayor de la población japonesa. A pesar de las predicciones que indicaban que Kobe tardaría una década o más en recuperarse, el economista George Horwich de la Universidad de Purdue ha demostrado que la ciudad se recuperó casi totalmente en poco más de un año. La mayoría de las tiendas pronto reiniciaron su actividad, y se produjo gran auge en las inversiones.

La pérdida económica del 11 de septiembre es mucho menor con relación al tamaño de la economía de Estados Unidos que los daños ocasionados por ese terremoto al Japón. Pero la incertidumbre respecto a futuras acciones terroristas puede hacer esta recuperación más lenta y diferente a la de Kobe y otros desastres naturales. Después de algún desastre natural cunde un persistente sentimiento de inseguridad. Por ejemplo, en California se esperaba el gran terremoto después de ocurrir un fuerte temblor en 1989. Sin embargo, la economía del estado de California pronto se recuperó totalmente.

Es más, el terrorismo, lo mismo que otros grandes crímenes, pueden controlarse con medidas apropiadas, mientras que los desastres naturales están más allá del control humano. Estados Unidos y Europa ya comenzaron a tomar medidas para mejorar la seguridad, lo cual producirá confianza y acelerará la recuperación económica. El costo adicional de la protección contra el terrorismo será significativo, pero seguramente no afectará el panorama económico a largo plazo. Por ejemplo, 50 mil guardias adicionales en los aeropuertos, los aviones, las plantas nucleares y demás instalaciones sensibles costarán menos de 3 mil millones de dólares al año.

Sin embargo, la economía de Estados Unidos estaba ya en descenso antes del 11 de septiembre y el ataque terrorista puede haberla empujado a una recesión. La confianza parece haberse evaporado entre consumidores e inversionistas. La confianza de los consumidores ha caído más que en cualquier otro momento desde el embargo petrolero de los años 70 y la invasión de Irak a Kuwait en los años 90. El pesimismo generalizado se nota en la caída de la bolsa de valores en la primera semana después de reanudarse las operaciones bursátiles, aunque esas pérdidas se recuperaron en las dos semanas siguientes.

Las líneas aéreas, hoteles y demás industrias que dependen de viajeros y turistas han sido especialmente afectadas. Las acciones de las aerolíneas cayeron 40% y el número de pasajeros se redujo drásticamente. Después de grandes accidentes aéreos, el volumen normal de pasajeros suele recuperarse en pocos meses, pero es evidente que en esta ocasión tomará más tiempo. Aún así, la confianza en los aviones se ha estado recuperando y el volumen de viajeros aumenta también. La asignación de guardias en cada vuelo y mayor seguridad en los aeropuertos ayudará a recuperar el volumen perdido.

Además, muchas industrias se beneficiarán de los precios más bajos del petróleo, los cuales se mantendrán deprimidos por algún tiempo. Aunque la herida sicológica del 11 de septiembre tomará algún tiempo en cicatrizar, ni la economía de Estados Unidos ni la del mundo se verán afectadas por mucho tiempo.

©AIPE

Gary S. Becker es Premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Chicago

En Libre Mercado

    0
    comentarios