La violencia y el dramatismo de la crisis argentina plantean aquí en Washington preguntas acerca de las tácticas del Fondo Monetario, pero mucho más difícil de entender es la razón del colapso argentino y qué tipo de solución puede tener.
No hay respuestas claras porque la crisis tiene muchas causas, desde la ineptitud hasta la corrupción, pero se podría decir que surgió recién acabada la Segunda Guerra Mundial, de la mano del populismo irresponsable de Juan Domingo Perón. Desde entonces los políticos argentinos no ha cesado de gastar lo que tienen y lo que no tienen en las arcas nacionales con tal de mantenerse en el poder. Es una conducta que no la ha soportado ni un país que a comienzos del siglo XX era la quinta nación más rica del mundo.
Fórmulas académicas para sacar al país del marasmo económico en que se halla hundido, no faltan. Pero son recetas inaplicables porque la capacidad de sacrificio del pueblo ya ha tocado fondo... y los años de despilfarro lo han dejado con una capacidad nula de disciplina básica.
A nadie espanta decir que los males argentinos comenzaron con un sistema muy próximo a la dictadura, pero una nueva dictadura como alternativa a una voluntad popular firme de esfuerzo y sacrificios resulta una fórmula tan espantosa que, por ahora, no la quieren ver ni los propios argentinos.
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