L D (EFE) El secretario del Tesoro, Paul O'Neill, apuntó que los argentinos usaron el dinero para el consumo en lugar de la inversión y se endeudaron a un nivel insostenible, con un sistema de recaudación impositiva que corresponde a una "sociedad no organizada". El funcionario, en una presentación ante la Cámara de Comercio de Estados Unidos, dijo que la administración del presidente George W. Bush mantiene su preocupación por la situación en Argentina y está dispuesta a apoyar cualquier esfuerzo que se encamine hacia "políticas económicas sanas".
O'Neill dijo que con el sistema de convertibilidad, que desde 1991 cotizó el peso argentino a la par del dólar estadounidense, "pareció que ese país se encaminaba al crecimiento y la estabilidad, porque ataron su peso con el dólar". Añadió que "por un tiempo, marcharon en una dirección muy buena, pero empezaron a hacer algo que todos sabemos que no es una buena idea". El funcionario explicó que los argentinos "empezaron a pedir dinero prestado y a usarlo para el consumo en lugar de la inversión y así llegaron a una situación en la que tienen una deuda que anda por los 140.000 millones de dólares, y un sistema de recaudación que sustenta del 50 al 60 por ciento de esa deuda pendiente".
El secretario del Tesoro recordó que su predecesor, Larry Summers, en la administración del presidente Bill Clinton, fue quien respaldó un plan del FMI que a fines de 2000 dio a Argentina una garantía financiera equivalente a 40.000 millones de dólares cuando el país enfrentó apuros para el pago de sus deudas. Además, apuntó que "en abril del año pasado nosotros apoyamos otro programa del FMI por unos 23.000 millones de dólares, y en agosto otros 8.000 millones de dólares. Pero hay un fin, tiene que haberlo". O’Neill manifestó que "básicamente, después que se quemó todo ese dinero" y el FMI "no va a seguir el juego, no podemos jugarlo más'".
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O'Neill dijo que con el sistema de convertibilidad, que desde 1991 cotizó el peso argentino a la par del dólar estadounidense, "pareció que ese país se encaminaba al crecimiento y la estabilidad, porque ataron su peso con el dólar". Añadió que "por un tiempo, marcharon en una dirección muy buena, pero empezaron a hacer algo que todos sabemos que no es una buena idea". El funcionario explicó que los argentinos "empezaron a pedir dinero prestado y a usarlo para el consumo en lugar de la inversión y así llegaron a una situación en la que tienen una deuda que anda por los 140.000 millones de dólares, y un sistema de recaudación que sustenta del 50 al 60 por ciento de esa deuda pendiente".
El secretario del Tesoro recordó que su predecesor, Larry Summers, en la administración del presidente Bill Clinton, fue quien respaldó un plan del FMI que a fines de 2000 dio a Argentina una garantía financiera equivalente a 40.000 millones de dólares cuando el país enfrentó apuros para el pago de sus deudas. Además, apuntó que "en abril del año pasado nosotros apoyamos otro programa del FMI por unos 23.000 millones de dólares, y en agosto otros 8.000 millones de dólares. Pero hay un fin, tiene que haberlo". O’Neill manifestó que "básicamente, después que se quemó todo ese dinero" y el FMI "no va a seguir el juego, no podemos jugarlo más'".
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