L D El origen del actual escándalo del BBVA se produjo hace 15 años, cuando, según asegura El Mundo , el entonces presidente del Banco de Vizcaya recibió la autorización del Gobierno socialista para llevar activos de la entidad a “paraísos fiscales”. Tras la fusión con el Banco de Bilbao y la muerte de Toledo, el nuevo presidente único del BBV no regularizó la situación cuando asumió el cargo.
Según publica el rotativo, el presidente del Banco de Vizcaya, Pedro Toledo, y el director general de la entidad, José Antonio Sáenz de Azcúnaga, acudieron en varias ocasiones al Banco de España durante los meses de noviembre y diciembre de 1987 para informar al gobernador de la operación. El entonces subgobernador del Banco de España, Juan Antonio Ruíz de Alda, también estaba al tanto de la operativa, aunque no asistió a estas reuniones.
Según la documentación entregada por el BBVA al Banco de España con motivo de la inspección abierta por las cuentas secretas, KIO llegó a controlar 2.250.000 acciones de la entidad: el 8,15% del capital del banco, en lugar del 5% que hasta ahora se había dado por bueno. Toledo le encargó la instrumentación de la recompra de títulos al banco suizo UBS, que creó a partir de noviembre de 1987 cuatro sociedades en Jersey (denominadas Abreveux, Ballintrae, Coriander y Darjon), que tenían como consejeros al propio Toledo, a Angel Galíndez, José Manuel Zubiría y a José Antonio Sáenz de Azcúnaga.
En febrero de 1988 concluyó la operación de recompra. Aunque parezca increíble, según el informe entregado al Banco de España, Toledo no le informó a José Angel Sánchez Asiaín -presidente del Banco de Bilbao- de esa situación irregular, de la que sí estaba informado el gobernador del Banco de España. De esta forma, la fusión del Bilbao y el Vizcaya, realizada también bajo el mandato de Mariano Rubio, se llevó a cabo con irregularidades de fondo perjudicando directamente a los accionistas del Banco de Bilbao.
A esta información hay que sumar la que publica también este lunes el diario La Razón , que asegura que el BBV controlaba una sociedad que cobró comisiones ilegales de la Expo-92, cuyo caso, investigado en su día por el juez Garzón, estuvo vinculado directamente a la financiación irregular del PSOE. Esta investigación fue la que llevó al magistrado hasta las cuentas secretas del BBV en Jersey.
Según publica el rotativo, el presidente del Banco de Vizcaya, Pedro Toledo, y el director general de la entidad, José Antonio Sáenz de Azcúnaga, acudieron en varias ocasiones al Banco de España durante los meses de noviembre y diciembre de 1987 para informar al gobernador de la operación. El entonces subgobernador del Banco de España, Juan Antonio Ruíz de Alda, también estaba al tanto de la operativa, aunque no asistió a estas reuniones.
Según la documentación entregada por el BBVA al Banco de España con motivo de la inspección abierta por las cuentas secretas, KIO llegó a controlar 2.250.000 acciones de la entidad: el 8,15% del capital del banco, en lugar del 5% que hasta ahora se había dado por bueno. Toledo le encargó la instrumentación de la recompra de títulos al banco suizo UBS, que creó a partir de noviembre de 1987 cuatro sociedades en Jersey (denominadas Abreveux, Ballintrae, Coriander y Darjon), que tenían como consejeros al propio Toledo, a Angel Galíndez, José Manuel Zubiría y a José Antonio Sáenz de Azcúnaga.
En febrero de 1988 concluyó la operación de recompra. Aunque parezca increíble, según el informe entregado al Banco de España, Toledo no le informó a José Angel Sánchez Asiaín -presidente del Banco de Bilbao- de esa situación irregular, de la que sí estaba informado el gobernador del Banco de España. De esta forma, la fusión del Bilbao y el Vizcaya, realizada también bajo el mandato de Mariano Rubio, se llevó a cabo con irregularidades de fondo perjudicando directamente a los accionistas del Banco de Bilbao.
A esta información hay que sumar la que publica también este lunes el diario La Razón , que asegura que el BBV controlaba una sociedad que cobró comisiones ilegales de la Expo-92, cuyo caso, investigado en su día por el juez Garzón, estuvo vinculado directamente a la financiación irregular del PSOE. Esta investigación fue la que llevó al magistrado hasta las cuentas secretas del BBV en Jersey.