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Federico Jiménez Losantos

Si Galdón no aplaude, malo; si Polanco calla, peor

Aún no se conocen los votos discrepantes de los magistrados del Tribunal de Defensa de la Competencia que han defendido hasta el final que debía prohibirse la absorción de Vía Digital por Sogecable. Después de verlos, podremos concluir si la impresión de dureza formal de las diez condiciones impuestas a Polanco es sólo eso, una impresión sugerida por el estilo de la prosa jurídica pero que encubre una realidad temida por acostumbrada: la rendición legal e incondicional ante el gran poder fáctico de España.


Pero hay dos indicios preocupantes: Galdón, cabeza visible del sector “cablero”, no ha aplaudido las diez condiciones famosas. Antes al contrario: su empresa Ono ha emitido una nota en la que sostiene que Competencia está alfombrando a Polanco el monopolio de contenidos, especialmente el fútbol y el cine, en la futura televisión de pago. Si alguien sabe lo que esconde la letra pequeña y la farfolla legaloide, es el que ve facilitado u obstaculizado su propio negocio. Y Galdón, no sabemos si exagerando o no, parece verlo en globo. Mala señal.

Pero hay otra peor: Polanco calla. También los medios de comunicación de Telefónica, pero la empresa de Alierta está yéndose y Polanco se queda, así que lo importante es la actitud del Imperio. Si calla, es que está contento y que las diez condiciones son cómodas. Esto es lo que más debe preocuparnos. “Allá van leyes do quieren reyes” dice un viejo refrán castellano, pensado para Polanco luengos siglos ha. Y reza otro no menos viejo: “Si el sabio no aplaude, malo; si el necio aplaude, peor”. Si Galdón se queja y Polanco se calla, está claro quién sale ganando. Y quiénes salimos perdiendo. Y, como de costumbre en los últimos tiempos, gracias a José María Aznar.

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