L D (Agencias) La debacle es la resaca de la negativa federal a garantizarle a la empresa 1.800 millones de dólares en préstamos privados. Al cierre de la sesión regular, el precio de los títulos de UAL se situaron en 1,01 dólares, después de una bajada de 2,11 dólares o un 67,6% respecto a la jornada anterior. El New York Stock Exchange (NYSE) decidió suspender la compraventa de acciones de UAL nada más comenzar la sesión, al depreciarse un 59% en pocos minutos. Cuando faltaban unas dos horas para el cierre del mercado, el NYSE anunció la reanudación de las transacciones e indicó que mantenía bajo revisión su continuidad en la bolsa neoyorquina. "EL NYSE seguirá observando muy de cerca los acontecimientos en la compañía y la idoneidad de que las acciones de la compañía continúen cotizando", indicó en un comunicado.
La medida fue adoptada después de que la Junta de Estabilización para el Transporte Aéreo (ATSB, en inglés) decidiera el miércoles no garantizar 1.800 millones en préstamos privados, de los 2.000 millones que necesita la compañía. El presidente de EEUU, George W.Bush, respaldó la decisión de la ATSB, según explicó el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. "La decisión fue adoptada por la junta a partir de la extensa información financiera de que disponían y sobre el criterio establecido en la ley", declaró Fleischer a los periodistas.
La bancarrota, probable salida a la crisis
Analistas de la industria consideran que acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas puede ser la única alternativa en este momento para la empresa, que ya avisó meses atrás de esa posibilidad si no conseguía garantías federales para lograr la liquidez necesaria. United Airlines, la segunda mayor compañía del mundo con 1.800 vuelos diarios y una media de 172.000 pasajeros diarios en noviembre, insistía en su sitio de Internet: "Mientras trabajamos duro para resolver los desafíos, la compañía seguirá ofreciendo el mismo servicio a los usuarios".
Así lo subrayó también el consejero delegado, Glenn Tilton, poco después de conocer la decisión de la ATSB y afirmó en un comunicado que "cualquiera que sea la dirección que se tome debe quedar claro que United continuará volando". Pero no está claro de momento si los usuarios seguirán confiando sus desplazamientos a una empresa que atraviesa por una profunda crisis financiera y tiene a sus 83.000 empleados sumidos en la incertidumbre y el pesimismo sobre el inmediato futuro.
Reducción salarial y 920 millones de dólares en deudas
El sindicado de mecánicos, que agrupa a 13.000 trabajadores, decidió cancelar la votación de una nueva propuesta empresarial con la que United trata de reducir en unos 700 millones los costes salariales. Los mecánicos rechazaron el 27 de noviembre los planes de la empresa, pero la dirección del sindicato pidió el lunes a sus afiliados que ratificarán la nueva propuesta, porque "representa la última oportunidad de evitar la bancarrota".
Tras la negativa de la ATSB, la compañía deberá negociar nuevas medidas de ahorro con los colectivos de su plantilla laboral, que tiene el 55% de la propiedad de la compañía. Los expertos consideran que ese proceso puede dar lugar a tensiones laborales, ya que se da prácticamente por seguro que cualquier plan de salvamento implicará más despidos. Otro reto urgente que afronta la compañía es el pago de 920 millones en deudas, para lo que tiene un plazo de apenas una semana. United anunció el lunes que se acogía al periodo de gracia de 10 días previsto, con la esperanza de que para entonces ya tendría el respaldo del Gobierno y eso le permitiría conseguir nuevos créditos bancarios.
Al no ser así, los analistas prevén que United tendrá que buscar la protección de los acreedores en breve, acogiéndose a la Ley de Bancarrotas, mientras las aerolíneas rivales hacen ya cálculos sobre las ventajas que eso les dará.
La medida fue adoptada después de que la Junta de Estabilización para el Transporte Aéreo (ATSB, en inglés) decidiera el miércoles no garantizar 1.800 millones en préstamos privados, de los 2.000 millones que necesita la compañía. El presidente de EEUU, George W.Bush, respaldó la decisión de la ATSB, según explicó el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. "La decisión fue adoptada por la junta a partir de la extensa información financiera de que disponían y sobre el criterio establecido en la ley", declaró Fleischer a los periodistas.
La bancarrota, probable salida a la crisis
Analistas de la industria consideran que acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas puede ser la única alternativa en este momento para la empresa, que ya avisó meses atrás de esa posibilidad si no conseguía garantías federales para lograr la liquidez necesaria. United Airlines, la segunda mayor compañía del mundo con 1.800 vuelos diarios y una media de 172.000 pasajeros diarios en noviembre, insistía en su sitio de Internet: "Mientras trabajamos duro para resolver los desafíos, la compañía seguirá ofreciendo el mismo servicio a los usuarios".
Así lo subrayó también el consejero delegado, Glenn Tilton, poco después de conocer la decisión de la ATSB y afirmó en un comunicado que "cualquiera que sea la dirección que se tome debe quedar claro que United continuará volando". Pero no está claro de momento si los usuarios seguirán confiando sus desplazamientos a una empresa que atraviesa por una profunda crisis financiera y tiene a sus 83.000 empleados sumidos en la incertidumbre y el pesimismo sobre el inmediato futuro.
Reducción salarial y 920 millones de dólares en deudas
El sindicado de mecánicos, que agrupa a 13.000 trabajadores, decidió cancelar la votación de una nueva propuesta empresarial con la que United trata de reducir en unos 700 millones los costes salariales. Los mecánicos rechazaron el 27 de noviembre los planes de la empresa, pero la dirección del sindicato pidió el lunes a sus afiliados que ratificarán la nueva propuesta, porque "representa la última oportunidad de evitar la bancarrota".
Tras la negativa de la ATSB, la compañía deberá negociar nuevas medidas de ahorro con los colectivos de su plantilla laboral, que tiene el 55% de la propiedad de la compañía. Los expertos consideran que ese proceso puede dar lugar a tensiones laborales, ya que se da prácticamente por seguro que cualquier plan de salvamento implicará más despidos. Otro reto urgente que afronta la compañía es el pago de 920 millones en deudas, para lo que tiene un plazo de apenas una semana. United anunció el lunes que se acogía al periodo de gracia de 10 días previsto, con la esperanza de que para entonces ya tendría el respaldo del Gobierno y eso le permitiría conseguir nuevos créditos bancarios.
Al no ser así, los analistas prevén que United tendrá que buscar la protección de los acreedores en breve, acogiéndose a la Ley de Bancarrotas, mientras las aerolíneas rivales hacen ya cálculos sobre las ventajas que eso les dará.