(Libertad Digital) El BBVA ha aplicado una política de máxima prudencia y anticipación, y ha cargado contra los resultados de 2002 saneamientos extraordinarios por importe de 427 millones de euros. Como consecuencia de ello, el beneficio atribuido alcanza los 1.719 millones de euros, un 27,3% menos. Sin adelantar estos saneamientos, el beneficio habría sido de 2.146 millones, con un descenso del 9,2%, tal y como se previó al cierre del primer semestre. El presidente de la entidad, Francisco González, durante la presentación de resultados del 2002, cuando el beneficio del grupo ascendió a 2.363 millones de euros, dijo que con estas decisiones de "máxima prudencia" se mejora la posición competitiva del grupo y "ganamos músculo para aprovechar futuras oportunidades", que pueden surgir en Italia, en algún otro país europeo o en el sur de Estados Unidos, que son las zonas en las que "estamos trabajando". Un día antes, Emilio Botín había anunciado que el SCH "no está de compras".
Los resultados de 2002 han estado condicionados por tres factores clave: la crisis argentina, la depreciación de las monedas de América Latina y la menor aportación de las empresas participadas. A pesar de todo, el BBVA se mantiene a la cabeza en la zona del euro en eficiencia, morosidad, solvencia y rentabilidad. El ratio de eficiencia mejoró en 3,2 puntos -desde el 47,2 por ciento hasta el 50,4- y la morosidad se sitúa en el 1,71 por ciento. El margen de explotación es de 5.577 millones de euros, el más alto de la zona euro en 2002. Sin embargo, el margen de intermediación descendió un 8,3 por ciento, que a un tipo de cambio constante habría supuesto sólo una disminución del 0,9 por ciento respecto a 2001.
En este contexto, el Grupo ha decidido realizar un esfuerzo adicional anticipando saneamientos para afrontar con éxito 2003. Fuentes de la entidad han afirmado en una nota de prensa que el BBVA ha concluido un ejercicio complejo redefiniendo su modelo de negocio, reforzando su posición competitiva en Europa, mejorando los niveles de solvencia y sanidad de su balance, así como su perfil de riesgo, con el fin de afrontar el futuro en las primeras posiciones de la banca europea.
En España, la evolución de la inversión crediticia mantuvo la tendencia creciente mostrada a lo largo de 2002, con un crecimiento del 8,9 por ciento que se eleva al 14,9 por ciento en los créditos con garantía real. Por el lado de los recursos, el crecimiento se mantuvo con una mayor atonía, afectado por la evolución de los mercados.
Los resultados de 2002 han estado condicionados por tres factores clave: la crisis argentina, la depreciación de las monedas de América Latina y la menor aportación de las empresas participadas. A pesar de todo, el BBVA se mantiene a la cabeza en la zona del euro en eficiencia, morosidad, solvencia y rentabilidad. El ratio de eficiencia mejoró en 3,2 puntos -desde el 47,2 por ciento hasta el 50,4- y la morosidad se sitúa en el 1,71 por ciento. El margen de explotación es de 5.577 millones de euros, el más alto de la zona euro en 2002. Sin embargo, el margen de intermediación descendió un 8,3 por ciento, que a un tipo de cambio constante habría supuesto sólo una disminución del 0,9 por ciento respecto a 2001.
En este contexto, el Grupo ha decidido realizar un esfuerzo adicional anticipando saneamientos para afrontar con éxito 2003. Fuentes de la entidad han afirmado en una nota de prensa que el BBVA ha concluido un ejercicio complejo redefiniendo su modelo de negocio, reforzando su posición competitiva en Europa, mejorando los niveles de solvencia y sanidad de su balance, así como su perfil de riesgo, con el fin de afrontar el futuro en las primeras posiciones de la banca europea.
En España, la evolución de la inversión crediticia mantuvo la tendencia creciente mostrada a lo largo de 2002, con un crecimiento del 8,9 por ciento que se eleva al 14,9 por ciento en los créditos con garantía real. Por el lado de los recursos, el crecimiento se mantuvo con una mayor atonía, afectado por la evolución de los mercados.