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Federico Jiménez Losantos

Renegociemos nuestro apoyo moral

El espectáculo de patanería, demagogia y malos modos protagonizado en Madrid por el presidente argentino Néstor Kirchner no sólo ha desautorizado las buenas palabras de Aznar sino que ha dejado a las malas, a esas palabras inconvenientes y lacrimógenas que sobran en las relaciones entre países civilizados, a la altura del betún. Parece que en la Argentina requeteperonista rinde beneficios electorales culpar al extranjero de los propios males y que Kirchner ha venido a Europa a ganar votos insultando a los políticos franceses y a los empresarios españoles. Además, mientras censura a los empresarios españoles que creyeran en la legalidad argentina de Menem, peronista como él, anuncia que quiere "renegociar los acuerdos" con las empresas españolas allí radicadas. En justa correspondencia, España debería "renegociar" su apoyo moral a este país endeudado, fatuo y moroso que viene a pedir dinero como si lo fuera regalando.

Aznar, que ha prescindido de todo sentido crítico en sus manifestaciones de política iberoamericana, volvió a repetir esa sandez de que "cuando teníamos hambre, Argentina nos ayudó". Querrá decir que cuando la dictadura estaba aislada por el alineamiento pro-nazi de Franco en la II Guerra Mundial, el régimen igualmente pro-nazi de Perón ayudó al hermano menesteroso. No es un recuerdo muy estimulante para Argentina, que sigue bajo la égida del peronismo, y mucho menos para España, que nada tiene hoy que ver con el país apestado internacionalmente de los años 40, en parte gracias a Aznar. Pero si aquel gesto entre antiliberales y antidemócratas merecía una recompensa, ya se la dio Aznar hace un año al predecesor de Kirchner, el no menos peronista aunque no tan desagradable "Chincheta" Duhalde. Mil millones de dólares regaló España a Argentina para garantizar las sempiternas dilaciones en sus pagos exteriores. No tenemos noticia de que se hayan reintegrado. Pero ya que los deliquios sentimentaloides de Aznar reciben coces como recompensa por parte de Kirchner, archíveselos de una vez. Es cierto: los empresarios que vayan a Argentina, ya saben a lo que van. Y los políticos, también deberían enterarse. El "Dioni de la Pampa" no merece ningún apoyo, ni moral ni material. Al menos, mientras no se lleve a Bacigalupo. Entonces, tal vez, quizás, acaso, sí. Sí, sí, sí.

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