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Hoy todo va mal en el mundo, según el correcto y progresista escritor argentino Tomás Eloy Martínez, por culpa de las “políticas neoliberales, que han acentuado la miseria de millones. Para nadie es un secreto que la economía mundial, luego de tensar todas las cuerdas del libre mercado, ha caído enferma de gravedad y tarda más de la cuenta en salir a flote”. Hay una pobreza generalizada debido al liberalismo, sobre todo en (¿no lo adivinan?) Estados Unidos,  y “nadie está haciendo nada para detener la catástrofe”. Este gran intelectual no quiere que creamos ni por un momento que son vanas opiniones suyas, sin sustrato empírico. De eso nada: “No se trata de presagios de mal agüero, sino de datos pesados y medidos”.
           
Mientras que los defensores de la libertad siempre han desconfiado de la inteligencia humana a la hora de organizar la sociedad, los enemigos de la libertad siempre se han vanagloriado de estar avalados por la ciencia. El propio Marx se consideraba un socialista “científico” y acuñó para los que no coincidían con él la denominación de “socialistas utópicos” –con gran éxito, porque así se los conoce hasta hoy. Esta pretensión es asombrosa, puesto que el carácter científico del socialismo es una pura patraña. Lo que sucede es que su retórica es (lógicamente) eficaz para quien está convencido de antemano. Y así don Tomás Eloy cree que el capitalismo es el culpable de todo lo malo que ve, desde el cáncer hasta el agujero de ozono, pasando por la extinción de (impecables) tribus indígenas y las selvas de caoba: “Mientras la historia avanza, el hombre va diezmando todo lo que toca”. Esto es ampliamente saludado por la prensa progresista, cuando no resiste el menor análisis. La historia no es así y el hombre no es así. El hombre no diezma, el hombre crea. Y tanto más cuanto más le dejan.
 
¿Cómo puede pensar el señor Martínez que la economía mundial ha enfermado por haber registrado un apogeo del mercado libre, dónde, cuándo, en qué “datos pesados y medidos” puede basarse para sostener semejante disparate? Respuesta: en pocos datos y demasiados prejuicios.
 

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