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Andrés Mejía-Vergnaud

Fundamentos erróneos del Foro Social Mundial

Este artículo ha sido redactado conjuntamente con Margalit Edelman
 
 
Cómo eliminar la pobreza, promover el desarrollo, la paz y la seguridad son los temas debatidos en dos foros internacionales en enero. En Davos, Suiza, el Foro Económico Mundial convoca a empresarios, políticos y analistas a debatir el tema Alianzas para la Seguridad y la Prosperidad. Este foro atrae a muchos manifestantes que lo consideran excluyente y manejado por grandes corporaciones para imponer políticas globales y subvertir los procesos democráticos. Dicen que el foro de Davos no ha sido capaz de tratar adecuadamente los problemas de los países en desarrollo ni ha presentado alternativas a la globalización, por lo que sus opositores organizan un evento alternativo, llamado Foro Social Mundial, este año en Mumbai, India.
 
¿Cómo difieren los enfoques del Foro Económico Mundial y del Foro Social Mundial? El primero se concentra en condiciones que permiten a los países alcanzar la prosperidad y derrotar la pobreza: derechos de propiedad (incluida la propiedad intelectual), mercados libres, competencia abierta, vigencia del Estado de Derecho, apertura al comercio internacional y democracia. Ninguna región del mundo ha logrado derrotar la pobreza sin garantizar tales condiciones, en cuya ausencia cualquier progreso es capturado por grupos privilegiados que se valen de la falta de competencia abierta para amasar poder y dinero. Cuando los gobiernos restringen la competencia enarbolando propósitos nobles, como es el favorecer a la industria nacional, los resultados suelen ser muy dañinos. Al restringir el comercio internacional, por ejemplo, se priva a la población de los beneficios de la competencia, como son precios más bajos, mejor calidad y diferentes opciones en productos y servicios. Por el contrario, los beneficiarios de mercados intervenidos son los productores grandes, con buenos contactos políticos, mientras se perjudican los productores pequeños y se les cierran las puertas a los nuevos.
 
Por su parte, el Foro Social Mundial se proclama promotor de “estrategias de resistencia al modelo de globalización formulado anualmente en el Foro Económico Mundial”. Pero, al estudiar los “principios” que subyacen a la estrategia del Foro Social Mundial, lo sensato es rechazar esas pretensiones antidiluvianas.
 
El Foro Social Mundial se basa en una caricatura irreal de la economía mundial y no formula críticas racionales que ayuden a entender la dinámica económica. Por ejemplo, el Foro Social Mundial concentra sus ataques en las empresas multinacionales. Según ellos, todas las instituciones multilaterales son títeres de las grandes corporaciones. También denuncian que las corporaciones son más soberanas que los gobiernos y ejercen excesiva influencia política. Acusan a las multinacionales de dar prioridad a las ganancias por encima de las personas, causando el deterioro del medio ambiente, problemas de salud (como la crisis del SIDA en Africa), explotación de los trabajadores y el enriquecimiento de élites capitalistas. El Foro Social Mundial promueve un mundo con menos corporaciones y con economías más cerradas, dirigidas a alcanzar la autosuficiencia.
 
Mantener que las corporaciones multinacionales explotan a los pobres es ignorar que la mayor parte de la inversión extranjera directa en el mundo se realiza entre Estados Unidos y Europa. Es absurdo acusar a las multinacionales de controlar las vidas de los africanos pobres. En 2002, la inversión extranjera directa en toda Africa apenas alcanzó 11 mil millones de dólares. Los países más pobres recibieron apenas un 1% del total global de inversión extranjera directa. En comparación, la inversión extranjera directa en los países industrializados, miembros de la OECD, en 2002 alcanzó 460 mil millones de dólares. La mayoría de las empresas evitan asumir los riesgos que significa operar en países donde predomina la corrupción, los gobiernos son inestables y la infraestructura es pobre y anticuada.
 
El Foro Social Mundial existe porque organizaciones como el Foro Económico Mundial no han defendido de forma convincente las ventajas de la globalización. El Foro Social Mundial trata algunos asuntos que son legítimos y merecen atención, pero a medida que ambos foros avanzan en el debate, las vagas recomendaciones del Foro Social Mundial no lograrían reducir la pobreza ni promover la paz. Esos objetivos se alcanzan sólo promoviendo el Estado de Derecho, garantizando la libertad de mercados y los derechos de propiedad, condiciones indispensables para el florecimiento del espíritu empresarial.
 
 
© AIPE
 
Edelman es Directora de Prensa del Internacional Policy Network (Londres) y Mejía-Vergnaud es Director General del Instituto Desarrollo y Libertad (Bogotá).

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