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Fernando Serra

Fiasco fiscal

Tal vez haya sido la más sonada, pero la rectificación de la vicepresidenta socialista al “deseo” de la ministra socialista de rebajar el IVA de prensa, revistas, libros y bienes musicales no es ni mucho menos la primera sorpresa que el nuevo Gobierno nos está dando en materia fiscal. Recordemos que también prometieron a bombo y platillo los socialistas cambios en la financiación autonómica, en la Agencia Tributaria, en el IRPF con especial incidencia en el ahorro, en Sociedades, Patrimonio y Sucesiones. Así quedó plasmado en el programa electoral: “La conclusión a la que hemos llegado es que es necesario acometer una reforma fiscal en profundidad”. Sin embargo, a pocas semanas de la toma de posesión del nuevo Gobierno, los cambios, rectificaciones y anuncios de retrasos en las reformas son de tal magnitud que el fiasco es casi total. El propio vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, lo admitía hace pocos días cuando dijo que la prioridad en materia fiscal no es tanto acometer reformas de impuestos sino luchar contra el fraude.
 
Que la ministra de Cultura no sepa que la Sexta Directiva en materia del IVA establece un listado con los bienes o servicios que pueden estar sujetas a tipos reducidos puede ser normal, pero resulta extraño que lo desconozca el asesor económico Miguel Sebastián quien muy pocos días antes del desmentido de la vicepresidenta insistía en que subirán los impuestos especiales sobre el tabaco y las bebidas alcohólicas de alta graduación para compensar la pérdida de recaudación que supondría la medida. Esto es, aplicar un tipo superreducido del 4 por ciento en alimentos básicos y discos de música, producto éste último que no está en el listado, y un novedoso y no contemplado por la normativa comunitaria tipo mínimo del 1 por ciento para prensa, revistas, libros.
 
Pero el mayor chasco ha sido para los nacionalistas porque después dar su apoyo al nuevo Gobierno y de escuchar tanta veces durante la campaña que se reformará la financiación autonómica para lograr un espacio fiscal propio de las comunidades y que se crearán agencias tributarias en cada una de ellas, llega el nuevo ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, y dice que este modelo de financiación se dejará para la próxima legislatura. Las protestas inmediatas del tripartito catalán fueron contestadas por la vicepresidenta primera el Gobierno al confirmar que primero se acometerán las reformas de los estatutos de autonomía y luego se discutirá las necesidades financieras. El propio Rodríguez Zapatero ha descafeinado la creación de Agencias Tributarias en las comunidades autónomas al asegurar que "es sólo un cambio administrativo" y que "las que quieran hacerlo lo harán y las que no, no lo harán".
 
También el presidente del Gobierno ha echado un jarro de agua fría a los que pensaban que se realizaría pronto la urgente reforma del IRPF contenida en programa electoral. Se decía en él que se elevaría significativamente el mínimo personal y el mínimo exento por hijo a cargo por lo que en torno a la mitad de los contribuyentes de rentas más bajas dejarían de tributar, que se reduciría el número de tramos del impuesto y que el tipo más alto sería igual al tipo nominal del Impuesto de Sociedades. Pues bien, todos esto se ha quedado, según declaró no hace mucho Zapatero, en meros cambios de “algunas cosas” y se dejan además para el segundo año de la legislatura. Pero la reforma más anunciada y repetida fue la referente a las plusvalías que preveía introducir progresividad sobre los rendimientos que excedan un mínimo, frente al sistema actual en el tributan al tipo fijo del 15 por ciento. También esta modificación se deja para más adelante, para dentro de uno o dos años, según Solbes, porque se reconoce que podría tener efectos traumáticos para el ahorro y los movimientos de capital. Y tampoco se pretende, al parecer, cambiar por el momento la fiscalidad de las sociedades de inversión mobiliaria de capital variable (Simcav) que tributan al 1 por ciento en lugar del 35 por ciento general del Impuesto sobre Sociedades y que para los socialistas representan el refugio fiscal de los más pudientes.
 
Hemos estado oyendo durante los últimos años que las reformas fiscales del Gobierno popular sólo beneficiaban a los ricos y que no era verdad que bajaran los impuestos sino que la presión fiscal no hacía más que aumentar, y ahora resulta que los socialistas apenas quieren introducir cambios y que tampoco desean, según su programa, tocar la carga impositiva. No hay quien lo entienda o todo se entiende demasiado bien.
 

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