Menú
El presidente del Círculo de Bellas Artes, Juan Miguel Hernández León, exigió dinero público para que el Círculo pueda expresarse en libertad con obras insignes como Me cago en Dios, y dijo: “¿Por qué no podemos pedir una casilla propia en la declaración de la renta? Así al menos el dinero público que recibamos no tendrá mediadores preocupados por su destino”.
 
Ya ha descubierto don Juan Miguel la cuadratura del Círculo: no tener intermediarios. En caso contrario, la única forma de financiar el Círculo de Bellas Artes es como se hace ahora: no brindando servicios que el pueblo demanda sino forzando al pueblo a pagar, pero a través de molestos “mediadores”, o sea, los políticos, lo que fastidia sobremanera a don Juan Miguel, porque esos políticos están preocupados por el destino del dinero público. Qué tontería, no hay que preocuparse, hay que dejar que el propio presidente del Círculo obligue al pueblo a que le pague directamente.
 
Todo esto es muy progresista, y por eso fue apoyado por José Saramago, con una bonita frase: “No hay libertad de expresión si no es expresión en libertad”; avanzada idea que no sólo nunca aplicó a la dictadura cubana, sino que tampoco aplica al pueblo español, cuya libertad para disponer de su dinero desprecia.
 
Juan Miguel Hernández León coronó sus disparates animando a Eduardo Haro Tecglen a mantener “una actitud políticamente incorrecta”, algo que Haro no ha practicado jamás en la vida, puesto que fue franquista cuando la dictadura estaba en auge, y ahora comparte todas las convencionales bobadas del pseudo-progresismo, como las que refulgen en el Círculo de Bellas Artes.
 

En Libre Mercado

    0
    comentarios