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Alejandro Alle

¿Fallo de mercado?

Si los teclados Goofy (o sus variantes Mickey, Pluto y Donald), demostrasen ser mucho mejores, QWERTY pasaría rápidamente a la historia.

¿Sabe qué significa QWERTY?, mire el teclado de su computadora. La primera fila de letras nos muestra la siguiente secuencia: Q, W, E, R, T, Y. Por ello, se denomina "teclado QWERTY", nombre simpático que suena a personaje de Disney (¿será el hermano de Goofy?).
 
Naturalmente, todos los teclados tienen la misma disposición de letras y ello no es algo que haya nacido con las computadoras, sino que viene desde los tiempos de la máquina de escribir, que fue inventada en el Siglo XIX.
 
El teclado QWERTY suele ser citado como ejemplo de un supuesto "fallo de mercado", siendo el argumento que pese a constituir una disposición de teclas ineficiente para alcanzar altas velocidades de tecleado, tanto los fabricantes como los usuarios, estamos atrapados y para siempre obligados a utilizar tal configuración.
 
Pero, ¿en qué se basa este planteo fatalista? En que, dado que estamos acostumbrados al teclado, ningún fabricante se atrevería a ser el primero en comercializar alguna configuración mucho más eficiente y amigable (¿existe?), simplemente porque los consumidores no la compraríamos (¿seguro?).
 
Es decir, quienes lo plantean como ejemplo de "fallo de mercado" asumen que los consumidores somos muy poco inteligentes y que no estaríamos dispuestos a aprender un nuevo formato, aun cuando el beneficio de cambiar fuese tan grande como dicen.
 
Por lo tanto, estamos condenados a ser "dependientes de la trayectoria subóptima" y generalizan diciéndonos que los mercados normalmente quedan atrapados, "dependientes de una trayectoria ineficiente", por lo cual es necesaria la intervención del Estado (el nombre en inglés es "Theory of path dependence").
 
El planteamiento viene con trampa, porque si usted les pregunta a los defensores de esta teoría, "¿y ahora, quién podrá ayudarnos?", obviamente no le dirán el Chapulín colorado sino el Estado.
 
Pero, tanto en español como en inglés, la teoría es falsa. Y un ejemplo es la evolución que tuvo el mercado de grabación de imágenes: primero apareció Betamax de Sony que fracasó por su poca capacidad de almacenamiento. Luego vino el VHS de Matsushita que tuvo un gran éxito durante varios años, pero que últimamente le está cediendo en forma rápida su lugar al DVD.
 
Tres tecnologías distintas en poco tiempo: parece que los consumidores no somos tan tontos y que no es tan fácil atraparnos.
 
El caso del teclado QWERTY nos muestra cómo se suelen manipular los argumentos para tratar de imponer una idea falaz. En efecto, durante la Segunda Guerra, un experto en métodos y tiempos de la Marina de Estados Unidos desarrolló un teclado diferente, al que llamó DVORAK, que supuestamente permitiría incrementar la productividad de los mecanógrafos de tal forma, que en diez días se recuperaría la inversión de re-entrenarlos.
 
De haber sido tan bueno, ningún empresario se hubiera sentido "atrapado" por teoría alguna, ni hubiera esperado a que el resto del mundo abandonara el teclado QWERTY, sino que todos hubieran ido corriendo a pedir que les fabricaran teclados DVORAK. Pero nada de eso ocurrió. Por cierto, el experto de la Marina que condujo esos estudios se llamaba August Dvorak.
 
Este es sólo un ejemplo de una práctica muy frecuente que consiste en atribuir todos los problemas económicos de la sociedad a la existencia de supuestos "fallos de mercado". Pero cuando las analizamos en detalle vemos que suelen ser casos como el de August Dvorak: gente que anda buscando que el Estado haga uso de su poder coercitivo para obligarnos a los consumidores a comprar sus "inventos".
 
Sin embargo, quienes creemos en el mercado porque experimentamos a diario la evidencia de su buen funcionamiento, no siempre tenemos una posición consistente frente a estos casos. A veces refutamos en forma lapidaria todo lo que cuestione la supuesta "perfección" del mercado. Y otras veces nos quedamos en silencio, como aprobando tácitamente que las "fallos del mercado" son gigantescas, que no tienen solución, o que son culpables de todos los males del mundo. Ambas actitudes son erróneas.
 
No hay ninguna duda que los mercados son imperfectos, pero esto no significa que las imperfecciones del mercado sean insolubles o que constituyan tremendos "fallos". Y menos aún, que la solución a estas imperfecciones es olvidarnos del mercado y cambiarlo por un Estado intervencionista (¿perfecto?).
 
Si los teclados Goofy (o sus variantes Mickey, Pluto y Donald), demostrasen ser mucho mejores, QWERTY pasaría rápidamente a la historia.

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