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Carlos Rodríguez Braun

Memorias de África

Cuando los maduros de hoy éramos jóvenes, la pobreza era un fenómeno asiático: se utilizaba la expresión “el hambre en la India” y los rockeros cantaban para ayudar a Bangladesh.

Tituló dramáticamente El País: “Las cuentas nunca salen en África”. Pero un sumario destacaba: “Hace 30 años, la renta per capita subsahariana doblaba a la del este asiático; hoy es la mitad”. Caramba ¿cómo que las cuentas no salen nunca? Será que no salen ahora, pero hace apenas 30 años sí que salían.
 
La juerga del pensamiento único a propósito de acabar con la pobreza en África oculta, ignora o distorsiona la mayor parte del problema, pero de pronto hasta El País se contradice y debe reconocer algo que los talludos hemos visto con nuestro propios ojos: hace pocas décadas los artistas convocaban conciertos contra la pobreza y el hambre, igual que ahora ¡pero no decían ni una palabra de África!
 
En efecto, cuando los maduros de hoy éramos jóvenes, la pobreza era un fenómeno asiático: se utilizaba la expresión “el hambre en la India” y los rockeros cantaban para ayudar a Bangladesh.
 
¿Qué ha pasado? Pues algo que la corrección política es incapaz de explicar, porque para ella la única forma de salir de la pobreza es mediante la “ayuda”, algo que naturalmente fascina a los políticos, los burócratas y los “socialistas de todos los partidos”. Esta misma semana Rodrigo Rato aseguró: “se necesita más ayuda”. Y un profesor de Economía, porque hay bobadas que sólo decimos los profesores, afirmó que la pobreza de África era “secuela del colonialismo”, como si en Asia no hubiese ex colonias que han conseguido eliminar el hambre y reducir marcadamente la pobreza. En África, en cambio, no fueron los gobiernos coloniales los que generalizaron el hambre y la opresión, sino los gobiernos independientes, gobiernos que, por cierto, recibieron en las últimas décadas una copiosa ayuda exterior.

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