Helle Dale
Los americanos están acostumbrados a ser criticadísimos en el asunto de la ayuda exterior. La cumbre del G-8 en Gleneagles, Escocia, que se lleva a cabo el 6 y el 7 de Julio, será probablemente más de lo mismo. Pero a veces uno se encuentra con extraños aliados. Fue una sorpresa, por ejemplo, que nada menos que la estrella del pop convertida en promotor de ayuda para África y organizador de los conciertos de este fin de semana Live-8, Bob Geldof, haya defendido recientemente el historial del Presidente Bush en la ayuda para África.
Hablando para Time Magazine, Geldof hizo varias observaciones interesantes. Dijo: “A Estados Unidos no le falta empatía, sólo que no conocen los temas muy bien. En realidad hoy he tenido que defender a la administración Bush en Francia otra vez. Ellos se niegan a aceptar, por su ideología política, que Bush ha hecho más por África que ningún otro presidente americano. Pero esto es empíricamente así”.
A los franceses y a los otros europeos que se llenan de orgullo por su generosidad internacional puede que no les guste oír a Geldof, pero es que tiene razón, por lo menos hasta cierto punto. El historial americano de ayuda al exterior y de ayuda humanitaria está lejos de ser lo desastroso que se suele decir que es. Sería bueno que Bush lograra hacer entender este punto a los jefes de estado y a los medios de comunicación del mundo.
En términos de agenda inmediata para la cumbre, el mes pasado el G-8 acordó condonar mucha de la deuda de algunos de los países más pobres del mundo por la friolera de 60 mil millones de dólares. Este alivio sólo será beneficioso para los “países pobres fuertemente endeudados” escogidos si al mismo tiempo sus gobiernos deciden ir por el buen camino.
Sin embargo, al mismo tiempo, el alivio de la deuda basado en resultados es por lo menos un paso en la dirección correcta, que se opone al arbitrario objetivo del 0.7% del PNB de las naciones industrializadas del mundo que ha sido promovido por varios políticos europeos. Pero, a la hora de la verdad, muy pocos países han hallado la fórmula para llegar al objetivo del 0.7%.
Es hora, no sólo para Estados Unidos, de fomentar una filosofía de donaciones que sea orientada hacia obtener resultados, como ejemplifica el Millennium Challenge Account, pero también poner las cosas en claro. La generosidad americana pública y privada no necesita excusas.
Dato real: Estados Unidos dona más que ningún otro país en Ayuda Oficial para el Desarrollo, la suma de 16.000 millones de dólares. Esto representa un aumento a los 10.000 millones que se donó en el año 2000. Para el año fiscal 2006, Bush ha pedido 3.000 millones extra. El aumento norteamericano de ayuda durante el mandato de Bush han dejado muy atrás a los de la Unión Europea.
Dato real: Estados Unidos es el donante más grande que tienen las organizaciones internacionales, pagando 362 millones (equivalente al 22%) del presupuesto de la ONU. América contribuye más de mil millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos; 194 millones (equivalente al 19%) del presupuesto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y 288 millones de dólares para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Dato real: El gobierno de Estados Unidos cuenta menos de la mitad de su asistencia exterior como ayuda al desarrollo. Se excluye la ayuda a Israel, a la ex Unión Soviética, a los países bálticos; operaciones de pacificación y ayuda militar, educacional e intercambios culturales; el Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment of Democracy NED); fondos para el Banco de Exportación-Importación; la Fundación Interamericana; la Corporación de Inversiones Foráneas (OPIC). Esto suma 12.700 millones de dólares en 2002.
Dato real: Estados Unidos tiene una gran tradición en el terreno de donaciones privadas, algo sin parangón al lado de la mayoría de otros países con los que generalmente se le compara. En 2004, la ayuda privada que salió de Estados Unidos sumó un total de 48.000 millones de dólares. Esto incluye la caridad de fundaciones privadas, corporaciones, institutos y universidades, organizaciones religiosas y ONGs así como de particulares. También incluye envíos personales de casi 28.000 millones de dólares. Por supuesto que el gobierno americano no tiene nada que ver en a quién se hace los envíos pero ayuda a que las transacciones se lleven a cabo a través de la legislación de inmigración y de comercio.
Dato real: Los americanos donaron casi 700 millones de dólares en ayuda para el tsunami para los damnificados del Océano Índico.
En cantidades totales de ayuda internacional, Estados Unidos lidera en el mundo por un amplísimo margen. Es sólo en términos de ese arbitrario 0.7% del PIB en que nuestros números parecen inadecuados. Los americanos no tienen que pedir perdón cuando se trata de dar. Bush debería insistir en ese mensaje cuando hable con los líderes mundiales hoy en Escocia. En realidad, su administración ha sentado un precedente que otros deberían emular.
©2005 Washington Times
©2005 Traducido por Miryam Lindberg
Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en The Wall Street Journal, The Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y BBC.