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Juan Carlos Girauta

¿Quién, cómo, para qué y por dónde?

Todo estaba previsto en los Pactos del Tinell que dieron lugar al gobierno tripartito, tan democráticos que condenaban al ostracismo al partido más grande de España, al modo de lo que le hicieron a la CEDA los mismos partidos que hoy gobiernan Cataluña

Creíamos que la famosa OPA hostil la había lanzado Gas Natural contra Endesa, pero llega Maragall y dice: “unas empresas [en plural] han decidido juntarse para comprar otra”. ¿Qué empresas se han juntado para comprar Endesa? ¿Podría el president concretar un poco? Y, ya de paso, aclárenos en qué consiste juntarse. No puede referirse a la presencia de una en el accionariado de otra ni a la de ambas en el de una tercera, pues en eso ya estaban juntas. Así que no se han tenido que juntar para comprar nada, ni siquiera el prudente silencio de valientes periodistas económicos. Ni siquiera las discrepancias del PPC con el PP, gesto que ha hecho merecedor del cariño del conseller primer al disidente por excelencia.
 
A ver si se va a tratar más bien de que los representantes de unas empresas en sentido amplio –es decir, organizaciones, incluyendo las políticas, las mediáticas, quizá las deportivas, y también una eléctrica que no debía estar ahí– se han juntado unas cuantas veces para cenar, almorzar o aspirar aire de zanahoria y han decidido derribar a un gigante que dobla en tamaño al semental del grupo, amputarle activos, vendérselos al competidor directo, pagar la factura de la operación con lo obtenido y quedarse con un sector estratégico casi entero. Con lo que se paralizarán inaplazables inversiones, se generará energía más cara, subirá el precio para el usuario, se perjudicará la competencia y el sector público pasará a controlar industrias que el Estado había privatizado.
 
La enésima indiscreción de Maragall podría implicar el velado reconocimiento de una división del trabajo: el del músculo financiero hace de garante; el gasista lanza la OPA; el competidor vasco del gigante pone, a cambio de los trozos desmembrados de Endesa, el único efectivo que en realidad se va a mover, el que financiará el 35 % que se va a pagar a los accionistas (el 65 % restante son títulos); los medios alimentan al gran público: en las páginas impares ¡El sector de la energía en manos catalanas! En las páginas pares ¡Excluyentes separadores se atreven a dudar de nuestra españolidad! ¿Cómo osan?, musitarán mientras enarbolan banderas separatistas los directivos del Barça y el portavoz de Convergencia (lo hicieron en la Diada).
 
El de allá cantará las virtudes del ciclo combinado ocultando la carestía comparativa. El de acá, con gran influencia sobre la masa hincha, está para lo que haga falta porque quiere ser presidente de Cataluña. El de acullá, representante de la organización más grande de todas, que se llama Estado, también se ha juntado con ellos para cenar y diseñar la jugada (¿Con quién cenó Montilla el viernes antes de conocerse la operación? ¿Eh? Pues con los mismos con quienes se había reunido ya varias veces.)
 
Todo estaba previsto en los Pactos del Tinell que dieron lugar al gobierno tripartito, tan democráticos que condenaban al ostracismo al partido más grande de España, al modo de lo que le hicieron a la CEDA los mismos partidos que hoy gobiernan Cataluña.

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