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Carlos Rodríguez Braun

Comercio justo

Y por eso, porque ambas partes deciden intercambiar libremente, sin coacciones y en provecho mutuo, por eso el comercio libre es el comercio justo.

Kevin Watkins, autor del Informe de Desarrollo 2005, afirmó: “Hay una diferencia lógica entre comercio justo y comercio libre. No es lo mismo. Y el comercio justo hay que juzgarlo por sus resultados, por quién se beneficia de esos contactos comerciales. Un comercio justo es el que beneficia de igual manera a las dos partes en el intercambio de bienes y servicios”.

Obsérvese que las ideas de Watkins, como las de la ONG Oxfam o el economista Jeffrey Sachs, suelen estar lejos del ala más siniestra de la antiglobalización, es decir, la que simplemente pretende acabar con la propiedad privada y el comercio, y reinstaurar las tiranías socialistas. Sin embargo, Watkins incurre en el “buenismo” económico hasta extremos ridículos, como en este caso.

La clave del comercio libre es que, al serlo, no podría lógicamente existir si no beneficiara a ambas partes. Y por eso, porque ambas partes deciden intercambiar libremente, sin coacciones y en provecho mutuo, por eso el comercio libre es el comercio justo.

Supongamos que el comercio no es libre. En ese caso, cualquier intercambio que de hecho exista, prueba lógicamente que hay alguna de las partes que se ve forzada a realizarlo cuando en realidad lo que preferiría es no comerciar. Y eso no puede ser justo.

Pero ahora viene el señor Watkins y asegura que el comercio sólo es justo cuando beneficia a las dos partes... ¡por igual! Don Kevin, piense un poquito. Primero, ¿cómo determinar quién se beneficia más de un contrato libre? Segundo, ¿está usted seguro de que, aun suponiendo que podamos saber que una de las partes se beneficia menos que la otra, entonces ese intercambio libre no es justo? Y tercero, ¿condenaría usted una transacción libre en la cual la parte aparentemente más pobre o más débil se beneficiara más que la otra?

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