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Gabriela Calderón

Destruyendo empleos con buenas intenciones

Es muy fácil criticar a los que dan empleo, sobre todo para algunos políticos que probablemente sólo emplean a su cocinera, jardinero y chofer, quienes tal vez trabajen más de 40 horas a la semana sin recibir el pago de horas extras.

Mientras que los candidatos dicen que crearán cientos de miles de trabajos, en el Congreso del Ecuador se discute una ley que podría destruirlos. Este nuevo código laboral obligaría a los empleadores a pagar horas extra a partir de las 35 horas semanales en vez de las 40. Aunque esta ley es bien intencionada, el trabajador ecuatoriano, particularmente el desempleado o subempleado, debe entender que esto solo creará más desempleo.

Ocho años después de implementarse una reforma similar en Francia, la tasa de desempleo en este país sigue siendo una de las más altas en Europa (9,7%) y la ley ya ha sido revertida parcialmente luego de que se hicieran evidentes sus efectos negativos. En cambio, en Inglaterra, con un mercado laboral mucho más flexible tras las reformas de los años 70, la tasa de desempleo es menos de la mitad de la francesa (4,7%).

El nuevo código laboral haría el ambiente laboral en Ecuador más rígido, y esto es preocupante porque se ha comprobado una y otra vez que a más rigidez laboral, mayor es el desempleo. De acuerdo al índice Haciendo Negocios 2006 del Banco Mundial, Ecuador es uno de los países con menos flexibilidad laboral, ubicándose en la posición 161 entre las 175 economías reportadas.

La dificultad de contratar y despedir trabajadores perjudica a las empresas y a los desempleados, ya que muchos empresarios optan por reemplazar empleados con máquinas a las cuales no se les tiene que pagar aguinaldos ni 30 meses de salario al dejarlas de usar. Y no es que yo defienda al empresario, sino que me preocupa el ecuatoriano desempleado, a quien se le está negando la oportunidad de trabajar bajo condiciones que estaría dispuesto a aceptar.

Si usted es un empresario y actualmente emplea a 100 trabajadores por 40 horas cada uno a la semana (4.000 horas de trabajo en total), este nuevo código laboral lo obligará a reducir el empleo que le ofrece a cada uno de sus 100 empleados si no está dispuesto a pagar 500 horas extras. A usted le tocará despedir a unos cuantos empleados y/o reducir su producción. ¿Desean nuestros congresistas que muchos de los empresarios reduzcan el empleo y su producción? Asumo que no, pero eso es exactamente lo que la nueva propuesta causaría.

Estas políticas que asumen que los empleadores son unos malvados explotadores de los indefensos trabajadores no producen nuevos empleos. Si fuese así, la tasa de desempleo del Ecuador sería una de las más bajas del mundo, ya que con tanta regulación para proteger al trabajador, en teoría, debería haber más empleos. Pero lo único que se ha logrado con tales regulaciones que supuestamente "protegen" al trabajador es impedirle conseguir un empleo en el sector formal de la economía.

Como dice Manuel F. Ayau, un ingeniero y empresario guatemalteco, "parece que cuesta entender que el desempleo es peor que un mal empleo" y algunos políticos que, probablemente con buenas intenciones, decretan cómo tienen que ser las condiciones laborales se toparán con la elemental realidad económica de que mientras más cueste un trabajador, menos demanda habrá de trabajadores. Y el resultado será más desempleo.

Es muy fácil criticar a los que dan empleo, sobre todo para algunos políticos que probablemente sólo emplean a su cocinera, jardinero y chofer, quienes tal vez trabajen más de 40 horas a la semana sin recibir el pago de horas extras.

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