Antonio Salvador, enviado especial de El Mundo a Tánger, habla de la "dictadura del capitalismo", que se lleva las fábricas de un sitio a otro. Se ha marchado Delphi de Puerto Real a Marruecos, donde los salarios son seis veces más bajos. Pero no se quedará allí, la deslocalización continuará, y el periodista se regodea en la predicción enigmática sobre cuál será la siguiente etapa: "¿Los países subsaharianos? Cuestión de tiempo".
Lo interesante del caso es que don Antonio tenía en su misma y excelente crónica todos los elementos para destacar justo lo contrario a propósito del capitalismo, a saber, que se trata de una bendición. Porque lo que sugiere, con razón, es que las empresas buscan salarios bajos pero su propio desarrollo los aumenta, y los aumenta tanto que al final es menester buscar otro sitio, donde el efecto será el mismo: ahora subirán los salarios en Marruecos y al final Delphi se irá a otro lugar más pobre, y continuará enriqueciéndolo.
También en la edición andaluza de El Mundo leo: "CC OO dice que los bajos salarios hacen emigrar a Francia a los jornaleros". Es decir, los jornaleros emigran para ganar más, cosa que algunos ya sospechábamos. Directivos del sindicato le echaron la culpa a los empresarios de todo esto, y concluyeron: "algo está fallando, ya que mientras los andaluces emigran a Francia otros emigrantes lo hacen para trabajar en campañas andaluzas". Esos otros emigrantes también vienen porque ganan más, y eso es lo que "está fallando". Es decir, CC OO se opone a que los trabajadores de Andalucía y de todo el mundo mejoren su propia condición. Edificante y progresista mensaje, sin duda.
