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Carlos Rodríguez Braun

Enormes márgenes de malvados intermediarios

Si hay tanta diferencia como denuncia el portavoz, si esos márgenes son injustificados por ser exageradamente copiosos ¿por qué no se los queda él?

A propósito del encarecimiento del pan en Francia leo en El País: “Los productores temen que los intermediarios aprovechen para aumentar sus márgenes”. Y en España la Unión de Pequeños Agricultores repartió 15.000 kilos de fruta para protestar por los márgenes de los distribuidores. Un portavoz de la UPA declaró a El Mundo: “Por este kilo de melocotones recibo 36 céntimos, y en la tienda puede superar los tres euros. Alguien se queda la diferencia”.
 
Toda la actividad económica se basa en márgenes: ellos son guía e incentivo para que los productos lleguen al consumidor. Pero ante cualquier encarecimiento de los bienes parece que hay un solo responsable: el margen abusivo y arbitrario del maldito intermediario.
 
Esto es doblemente absurdo. Por un lado, hay que considerar los múltiples costes e intervenciones que las autoridades perpetran en todos los mercados, y especialmente en el agrícola: o ¿cómo cree usted que los agricultores pueden regalar, como suelen hacer, toneladas de sus cosechas? Es claro que reciben rentas logradas merced a la política y la legislación.
 
Pero, además, los intermediarios no son omnipotentes: pueden obtener márgenes, pero no imponerlos. Las palabras del portavoz de la UPA son reveladoras en ese sentido, cuando dice “alguien se queda con la diferencia”, sugiriendo extrañas maniobras de enemigos públicos que deciden apropiarse de jugosos márgenes.
 
La pregunta es: si hay tanta diferencia como denuncia el portavoz, si esos márgenes son injustificados por ser exageradamente copiosos ¿por qué no se los queda él? Podría integrar la cadena de distribución, suprimir los aparentemente inútiles y onerosos intermediarios y ganar una bonita suma de dinero con esos fáciles márgenes. ¿Por qué cree usted que no lo hace?

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