Terry Miller
Un reciente artículo del Wall Street Journal revela que el apoyo al libre comercio está decayendo entre los votantes republicanos norteamericanos: "Por casi un margen de 2 a 1, los votantes republicanos creen que el libre comercio es malo para la economía de Estados Unidos, un cambio de opinión que refleja las opiniones del Partido Demócrata y sugiere que los acuerdos comerciales podrían enfrentarse a grandes obstáculos bajo un nuevo presidente". También dice que "6 de 10 republicanos en la encuesta estuvieron de acuerdo con la afirmación que el libre comercio ha sido malo para Estados Unidos".
Aunque este tipo de encuesta puede ser útil para avivar el muy intenso debate político en Washington sobre el libre comercio, los medios de comunicación tienen la responsabilidad de informar sobre los datos reales junto a las opiniones de la gente. De hecho, el libre comercio es bueno para la economía de Estados Unidos: mejora el crecimiento, representa más beneficios que perjuicios para la gente y produce beneficios que fluyen hacia todos los segmentos de la sociedad.
Por qué el libre comercio es bueno
El papel del libre comercio en la forja de Estados Unidos como el poder económico dominante del mundo es innegable. La liberalización del comercio promueve el uso eficiente de recursos, desplazando trabajo y capital desde industrias menos competitivas hacia aquellas con mayor potencial económico. El libre comercio estimula la inversión, la innovación, la productividad, el crecimiento económico a largo plazo y la creación de empleo. El libre comercio también ha elevado el estándar de vida al proporcionar acceso a una variedad más amplia de mercancías a menores precio. De hecho, el libre comercio ha contribuido a un aumento de 10.000 dólares anuales en el poder adquisitivo del típico hogar norteamericano de 4 personas.
Es cierto que no todas las compañías expuestas al rigor de competir internacionalmente son capaces de adaptarse o incluso de sobrevivir, produciendo como consecuencia la pérdida de algunos puestos de trabajo norteamericanos. Sin embargo, el número de trabajadores afectados por la competencia extranjera es una parte relativamente pequeña del número total de trabajadores que deben cambiar de empleo cada año en el funcionamiento normal de la dinámica economía de Estados Unidos. En realidad, los avances en tecnología y productividad desempeñan un papel muchísimo mayor en la reestructuración de la mano de obra norteamericana que el libre comercio.
Al crecer a una media del 3,2% anual entre los años 2003-2005 y un 3,3% en 2006, la economía de Estados Unidos se está expandiendo lo suficientemente rápido como para crear nuevas oportunidades para aquellos a quienes ha afectado negativamente el aumento de la competencia internacional.
La economía de Estados Unidos está funcionando a pleno empleo y creando nuevos trabajos para sustituir los que se pierdan por cualquier motivo. El más reciente informe laboral revelaba que se habían creado más de 8 millones de puestos de trabajo desde agosto de 2003 y que sólo en el mes de septiembre se crearon 110.000 puestos de trabajo. Septiembre era el cuadragésimo noveno mes consecutivo de crecimiento laboral, fijando un nuevo récord por la más larga expansión ininterrumpida del mercado laboral de Estados Unidos. A eso hay que añadirle que las exportaciones aumentaron en casi un 15% durante un período de 12 meses que expira en julio, lo que redujo el déficit comercial en más de 8.000 millones de dólares.
Por qué los datos son importantes
Demagogos y tiranos en todo el mundo –no sólo unos cuantos políticos en Estados Unidos– se ganan la vida convenciendo a la gente de que el desastre es inminente. La esencia del arte de gobernar en una sociedad democrática es justamente lo contrario: ayudar a que la gente entienda los datos reales y proponer verdaderas soluciones a los verdaderos problemas.
Los presidentes Bill Clinton y George W. Bush han sido firmes defensores del libre comercio, al observar –como quizá sólo un presidente pueda hacerlo– la totalidad de la economía del país así como los costes y las ventajas del comercio para la población en su totalidad. Los miembros del Congreso, por otra parte, son más susceptibles a las presiones de intereses especiales. En el debate sobre el comercio, los intereses concentrados geográficamente, que representan a un número relativamente bajo de personas afectadas por el libre comercio, a menudo vencen a los intereses de las masas más grandes pero más difusas que se benefician de los bajos precios y de un mayor surtido en una economía abierta.
Las noticias que divulgan sólo la opinión de la gente, sin referirse a los datos reales subyacentes, pueden distorsionar el entendimiento del público de lo que realmente está sucediendo en una economía, incluso hasta el punto de convertirse en predicciones ineluctables. Y es peor aún cuando las encuestas se diseñan o divulgan sin mayor cuidado.
La encuesta del Wall Street Journal y la cadena de televisión norteamericana NBC pidió a los encuestados que escogiesen entre dos afirmaciones: (1) El comercio exterior ha sido bueno para la economía de Estados Unidos porque la demanda extranjera de productos norteamericanos ha producido un mayor desarrollo económico y más empleo para los estadounidenses y mayores opciones para los consumidores; y (2) El comercio exterior ha sido malo para la economía de Estados Unidos porque las importaciones del extranjero han reducido la demanda de mercancías fabricadas en Estados Unidos, ha costado puestos de trabajos aquí en el país y ha producido artículos potencialmente inseguros. Un 32% escogió la primera afirmación mientras que un 59% escogió la segunda.
Presentar estas afirmaciones como interpretaciones mutuamente excluyentes de la realidad es altamente engañoso. De hecho, ambas afirmaciones contienen elementos de verdad. Pero, en última instancia, el libre comercio genera ventajas muchísimo más grandes que sus costes cuando se toma en consideración la economía en su conjunto.
Conclusiones
Incluir un contexto fáctico junto con el sondeo de opinión ayuda a los lectores a comprender no sólo lo que la gente está pensando, sino también el grado en el que su pensamiento se corresponde con la realidad.
Como Paul Gigot, jefe de Opinión del Wall Street Journal, escribió en el Índice 2007 de Libertad Económica, co-publicado por la Fundación Heritage, "No hay victorias permanentes en la política o la economía, y ésa es una razón por la que este índice existe: para hacer la crónica del progreso o la regresión anual". Gigot agrega que los expertos tienen la responsabilidad de "recordarle a los políticos olvidadizos las ventajas de la libertad económica". Y esa responsabilidad se extiende a la educación de los votantes que eligen a esos políticos.
©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg