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Richard W. Rahn

Candidatos sin asesores económicos

Supuestamente, Obama busca el cambio, pero en su programa económico no hay nada más que la vieja bandera demócrata/sindicalista de aumentar impuestos y regulaciones, algo que como la historia ha demostrado origina menos crecimiento económico y mayor desem

En las elecciones presidenciales de Estados Unidos escogeremos entre dos candidatos sin experiencia empresarial. Ninguno tomó cursos de economía en la universidad, y ambos han demostrado deficiencia en temas económicos, tanto internos como internacionales. Por lo tanto, la responsabilidad que recae sobre los hombros de sus asesores económicos es mucho mayor que en el pasado. Y ninguno de los dos ha desafiado a su contrincante en asuntos económicos. Puesto que ambos prometen combatir el déficit, es necesario que definan su plan.

El plan fiscal de Obama es inverosímil. Ya ha prometido aumentar los gastos del Estado en más de 344.000 millones de dólares al año, y dice que lo financiará aumentando los impuestos a los ricos, cuando el uno por ciento de la población con mayores ingresos en este país ya paga el 39% del total del impuesto sobre la renta. Pero allí no encontrará los ingresos adicionales que busca porque los ricos consiguen muchas maneras, legales e ilegales, de eludir mayores impuestos. Según el ex presidente del Consejo Económico Nacional, Lawrence Lindsey, la propuesta de Obama le quitaría $5 al sector privado para darle $1 al Estado. El premio Nobel de economía Robert Mundell, conocido como "el padre del euro", cree que si Obama no renueva las reducciones de impuestos del año 2003, "Estados Unidos caerá en picado, en una profunda recesión".

McCain ha desarrollado un plan fiscal más responsable, pero tiene que aclarar dónde va a reducir los gastos para lograr un presupuesto equilibrado, y también sus metas de crecimiento económico. Si McCain aclara lo que piensa hacer, tendría una considerable ventaja sobre Obama, cuyo programa económico es irresponsable y destructivo.

Obama ha dejado claro que no entiende de libre comercio, aunque dice creer en él. Libre comercio significa poder intercambiar sin condiciones, regulaciones ni aranceles destructivos. Todos los economistas competentes, desde Adam Smith en 1776, han apoyado el libre comercio porque aporta mucho más ganadores que perdedores. Obama ha sido particularmente incoherente en su defensa de la "independencia energética" mientras que al mismo tiempo propugna subir los impuestos a las petroleras, lo cual reduciría tanto la oferta de petróleo como la capacidad de aumentar su producción. Y todo sin definir cómo reducirá la dependencia de las importaciones. Supuestamente, Obama busca el cambio, pero en su programa económico no hay nada más que la vieja bandera demócrata/sindicalista de aumentar impuestos y regulaciones, algo que como la historia ha demostrado origina menos crecimiento económico y mayor desempleo.

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