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Carlos Rodríguez Braun

Frédéric Beigdeber, o la cólera totalitaria

"El sistema ultraliberal nos está llevando a consumir seres humanos. Utiliza la belleza de mujeres cada vez más jóvenes para vender cremas y yogures. Es un nuevo tipo de pedofilia. Y nadie parece darse cuenta".

Jesús Rodríguez entrevista con gran entusiasmo en El País al famoso escritor francés Frédéric Beigdeber. Según el periodista, Beigdeber "escribe desde la cólera... un retrato atroz del nuevo capitalismo". Y hablando de cóleras y atrocidades, el gran pensador galo va y dice: "El sistema ultraliberal nos está llevando a consumir seres humanos. Utiliza la belleza de mujeres cada vez más jóvenes para vender cremas y yogures. Es un nuevo tipo de pedofilia. Y nadie parece darse cuenta. No se puede dejar todo a merced del mercado. Destruye a las personas."

La crisis del comunismo no ha dado lugar a ningún sistema liberal, como sabe cualquiera que se limite a mirar el grado de coacción del poder político en el mundo. Pero cuando don Frédéric habla de consumir seres humanos, no se refiere a los controles, la vigilancia y los impuestos. No. Se refiere al mercado. Y cuando unas empresas contratan a unas mujeres jóvenes para vender yogures, este afamado intelectual llama a eso pedofilia, como si la libertad de contratación fuese una perversión criminal contra la que cupiese lanzar a la policía y a los jueces. En la mayoría de los países el Estado representa en torno al 40 % del PIB de manera directa. Y Beigdeber llama a eso "dejar todo a merced del mercado".

En cuanto a la destrucción de las personas, que el pensamiento único atribuye siempre a la libertad y sus instituciones como la propiedad privada y el mercado, la entrevista da una oportunidad para que Frédéric Beigdeber compare el mercado con sus alternativas. Y hay que agradecerle su sinceridad: proclama que ha trabajado como publicitario para Danone y para los comunistas, ¡y prefiere a los comunistas! La razón es increíble: afirma que Danone sólo quería vender sus bienes, cosa que le parece espantosa. En cambio, "los comunistas contaban con un sueño, equivocado o no; pero con poesía". Qué bonito. Pena que los comunistas asesinaran a cien millones de trabajadores con esta poesía, con este sueño, equivocado, ¡o no!

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