Hace 30 años visite la República Popular China. Nuestro guía pertenecía a los "guardias rojos", grupo de jóvenes fanáticos de la doctrina maoísta marxista, religión oficial del Partido Comunista, bajo cuyos principios se gobernó en China por varias décadas el siglo pasado. Los únicos libros de contenido económico y político a los que tenía acceso la población eran los de Mao Tse Tung. Todos los chinos del pueblo vestían pantalón y camisa de algodón color verde o azul, mientras que los altos burócratas vestían casimir gris. El pueblo viajaba en bicicleta y los altos burócratas en automóvil.
En las aceras de Beijing se veían miles de chinos sentados, sin hacer nada, desempleados. La mayoría vivía hacinada en casuchas sin agua ni otros servicios básicos. Era común verlos en las orillas de los ríos enjuagando verduras en agua sucia, para comer. Los salarios eran mucho más bajos que los actuales. Esa China, clasificada como uno de los países más pobres del planeta, daba lástima. Pero los sociólogos marxistas culpaban a la sobrepoblación por el desempleo y la falta de crecimiento de la economía china.
La China que vemos ahora, donde se desarrollaron los Juegos Olímpicos, está más poblada que hace tres décadas, sin embargo su economía es la que más crece en todo el mundo. Ha reducido el desempleo y la miseria extrema más rápidamente que los demás países subdesarrollados.
¿Cuál es el secreto? Aunque conservan los retratos de Mao en los edificios públicos, tiraron a la basura los principios de la políticas económica marxista-leninista-maoísta, que partían del capitalismo monopólico de estado. El Gobierno era el único que podía manejar e invertir en los principales sectores de la economía. Hoy, China es el país del mundo en vías de desarrollo que recibe más inversión extranjera. La mayoría de las empresas estatales están asociadas con inversores privados. Su sistema fiscal es más atractivo para las inversiones que el mexicano y su legislación laboral más flexible. En esos cambios radica el secreto del éxito económico de los chinos.