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Ignacio Villa

Incapacidad ante la recesión

Sabíamos que teníamos un Gobierno mentiroso, pero es que ahora además nos encontramos con un Ejecutivo incapaz. Y aunque lo primero en democracia es gravísimo, lo segundo es letal

La primera semana del curso político ha servido para que el Gobierno haya quedado en la más cruel evidencia. Estamos en las puertas de la recesión y por lo tanto la única realidad es que Zapatero, por su tozudez y sus mentiras, nos ha conducido a un camino sin retorno. El Gobierno español ha estado tantos meses empeñado en negar la crisis, en mentir a los españoles, en apuntarse a una realidad virtual, que cuando los datos y las cifras nos muestran la crisis en toda su crudeza el Ejecutivo no sabe donde esconderse.

El debate parlamentario del miércoles en el que Zapatero compareció en el Congreso ha supuesto un salto cualitativo. Nos ha dejado un presidente noqueado por las circunstancias, superado por la realidad y vapuleado por sus propias mentiras. Rodríguez Zapatero ha demostrado estar encallado en sus propias falsedades. Todo lo ocurrido se ha traducido ya definitivamente en la entrada irreversible en una situación que se puede considerar de alarma roja. No tanto por la profundidad de la crisis como por la incapacidad de un presidente que ha certificado que no sabe enfrentarse a una recesión.

Ya no valen paños calientes ni los laberintos dialécticos. No hay elecciones a la vuelta de la esquina y, por lo tanto, dejar que se pudra la crisis de nada sirve a las ambiciones políticas socialistas de perpetuarse en el poder. La única consecuencia de este mal Gobierno la sufrirá el bolsillo de todos los españoles. Empeñarse en que aquí no pasa nada es colocarnos a todos al borde del precipicio.

Lo ocurrido hasta ahora es muy preocupante, pero es aún peor percibir como el Gobierno Zapatero no tiene planes de futuro, no tiene recursos, no ofrece ninguna idea alternativa. Sabíamos que teníamos un Gobierno mentiroso, pero es que ahora además nos encontramos con un Ejecutivo incapaz. Y aunque lo primero en democracia es gravísimo, lo segundo es letal. Con unos gobernantes sumergidos en su incapacidad, soberbia, engreimiento y las tradicionales mentiras, la recesión va a ser un trago innecesariamente amargo.

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