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Juan Carlos Girauta

Equívocos

Hoover fue un intervencionista. Ingeniero e hijo de una época, creía en la ingeniería social. "Promovió la inflación del crédito y la reserva federal sumó casi 300 millones de dólares de crédito solamente durante la última semana de octubre de 1929".

La fábrica de consignas y majaderías con sede en Moncloa exhibe un nuevo hallazgo: la crisis viene de la perversa América y Europa la virtuosa la va a solucionar. Con Islandia al frente, imagino. El día que la fatiga me venza, lo que puede suceder pronto, pues ya llevo mil columnas publicadas en esta casa virtual, me haré zapaterista, bendita condición que exime de la funesta manía de pensar.

Hubo un momento de confusión general bastante parecido al actual en los prolegómenos de la caída del muro de Berlín. Los periodistas no sabían si debían llamar conservadores a los comunistas (lo que resultaba ciertamente nuevo) o a los renovadores (lo que resultaba definitivamente contradictorio). Hoy, como ayer, se están armando un lío formidable con lo del neoliberalismo, los partidarios de la regulación, las nacionalizaciones, las bondades de la intervención. No me extraña que nadie sepa si sigue siendo "de los suyos".

Una visita guiada al pasado aclarará algunos puntos en materia de debacles bancarias, de salvajes volatilidades, de vertiginosos apalancamientos. Denuncia Paul Johnson en Tiempos modernos un perdurable mito según el cual el presidente Herbert Hoover, a quien cogió el desastre del 29, era un partidario del laissez faire que se habría negado a echar mano del erario para reactivar la economía, con lo que habría prolongado la crisis hasta que Roosvelt y su New Deal repararon los desperfectos. La verdad es que Hoover fue un intervencionista. Ingeniero e hijo de una época, creía en la ingeniería social. "Promovió la inflación del crédito y la reserva federal sumó casi 300 millones de dólares de crédito solamente durante la última semana de octubre de 1929". Forzó al empresariado a subir los salarios y recibió los elogios de Keynes, que consideró su política de expansión federal del crédito "totalmente satisfactoria". Inició más obras públicas en su legislatura que en los treinta años anteriores.

Observa Johnson que "Hoover socavó los derechos de propiedad al debilitar las leyes de quiebras e inducir a los estados a detener las ejecuciones por deudas, prohibir los embargos e imponer la moratoria de las deudas". Su política proteccionista provocó la crisis definitiva del sistema. En Estados Unidos aún regía el patrón oro, así que los clientes, desconfiando del dólar, empezaron a retirar metal precioso. Tras millares de quiebras bancarias, su presidencia finalizó con el sistema bancario paralizado, por no decir inexistente.

Dos observaciones deliciosas de Johnson: "Es extraño que los escritores, que llevan una vida menos organizada, instintivamente apoyen la planificación". "Estados Unidos de nuevo volvió a beber alcohol legalmente y este hecho fortaleció enormemente la moral".

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