Se suponía que era una broma. Mientras los altos directivos desfilaban hacia Washington mendigando financiación a fondo perdido para sus maltrechas compañías, algunos de los que estábamos en el oficio de la información ironizábamos con que los periodistas seríamos los siguientes. Yo misma inicié en mi página personal una cuenta atrás para el rescate de la prensa, después de que la deuda del The New York Times Company se hundieran hasta alcanzar la calificación de "bonos basura". Pocas semanas más tarde, Jon Fine publicaba en BusinessWeek una columna irónica donde esbozaba su propuesta de rescate de los medios de comunicación.
Las bromas iban encaminadas a criticar a las empresas privadas que exigen incrementos masivos del gasto público con la excusa de "preservar el bienestar general". Pero ahora se acaba de producir un giro inesperado de los acontecimientos y puede que finalmente el rescate de la prensa se convierta en una realidad.
El gobernador republicano y el fiscal general demócrata de Connecticut salieron a la palestra la semana pasada para defender un intervención que favorezca a la prensa local que esté en problemas. ¡Qué Dios nos salve del bipartidismo! Las declaraciones conjuntas de demócratas y republicanos defendiendo una respuesta para evitar el cierre del New Britain Herald, The Bristol Press y otros once semanarios que se enfrentan a la quiebra. Se pueden perder casi 100 puestos de trabajo y esto sin duda son malas noticias. Pero, ¿son motivo suficiente para iniciar un diálogo apocalíptico que permita la intromisión generalizada de los políticos en la economía?
"Ésta es la peor crisis financiera que yo haya visto, no solamente en nuestro estado sino en toda la nación", se lamentaba la gobernadora M. Jodi Rell mientras expresaba su apoyo a algún tipo de rescate de los medios. El fiscal general Richard Blumenthal afirmaba que "la prensa es la columna vertebral de la información. Proporciona un servicio esencial". ¿Pero en qué consiste los "servicios esenciales" que Blumenthal cree que el contribuyente debería perpetuar? ¿La crónica rosa y los anuncios de acontecimientos deportivos?
Pero toda esta información se disemina de manera eficaz a través de internet. Los consumidores de Connecticut que deberían pagar por esos medios escritos no parecen estar de acuerdo con Blumenthal en que sea esencial tener todo esto en formato papel. Aun así, Rell cree que "hay algo agradable en el hecho de tener el papel entre las manos y poder sentarte con tu taza de café o té y leer y descubrir no sólo las noticias sino el verdadero pulso de una comunidad".
A mi entender, los puestos de venta locales de limonada casera también permiten medir "el pulso de una comunidad". ¿Deben Johnny y Susie conseguir fondos públicos para mantener su chiringuito? ¿Deberíamos implementar planes de rescate como los del secretario Paulson?
Pues parece que muchos así lo piensan en el caso de los periódicos. Siete demócratas del estado de Connecticut han presionado a la Oficina de Economía y Desarrollo para que conceda ayudas a los periódicos estancados. Con tono solemne, decían: "Como funcionarios electos, queremos que la opinión pública tenga acceso a noticias independientes acerca de lo que está sucediendo en el Gobierno y en nuestras comunidades. Compartimos las opiniones de los padres fundadores por las que, en la Declaración de Derechos, sostuvieron que una prensa libre es parte esencial de la democracia".
¿Hasta qué punto puede ser libre una prensa que esté sostenida con el dinero público? ¿Qué autonomía tendría para criticar a los políticos que los financian o a sectores económicos que financian a esos políticos?Quis custodiet ipsos custodes?Una prensa sometida a la clase dirigente –una prensa que depende de las subvenciones públicas– es una prensa que está mejor cerrada.