Un importante analista de la actualidad política, Álvaro Delgado-Gal, se preguntaba el otro día en las páginas de ABC por qué en España gana la izquierda, siendo así que en otros países occidentales hay alternancia en el Gobierno. La verdad es que para contestar a esta pregunta, le bastaría a Álvaro Delgado-Gal con echar una ojeada a la Revista de Libros, de la que él mismo es director, y comprobar hasta qué punto el modelo cultural que esa revista propone está impregnado de ideas, prejuicios y tics del progresismo. Leyéndola, se diría que fuera de la izquierda no hay en España respetabilidad intelectual. Así que a nadie le extrañará que si las elites, incluidas las elites no socialistas, piensan eso, la opinión pública no vote otra cosa que lo que se le recomienda.
Otra cosa es preguntarse por qué hasta el momento la crisis no ha perjudicado las perspectivas electorales del Gobierno socialista. Al revés, las está mejorando.
Una primera respuesta es que la crisis permite a los socialistas desplegar esa retórica anticapitalista que de suyo les gusta tanto, y culpar así de la situación a quienes quedan identificados con el capitalismo inhumano y depredador, siendo así que son tan socialistas como sus adversarios. Pero como es lógico, no se entregará al enfermo a quien se piensa que ha causado la enfermedad.
Lo del capitalismo depredador no es simple retórica y tiene también efectos políticos derivados de la moral que infunde entre las personas. Los socialistas, y en particular un Rodríguez Zapatero cada día más crecido en su caudillismo, suscitan en las personas el miedo. ¿Miedo a qué? Miedo a cualquier política de flexibilización y liberalización, claro está, pero también desconfianza hacia ellos mismos. Se trata de convencer a la gente de que no podrá superar la crisis –ni los problemas de pareja, ni la violencia doméstica, ni siquiera el frío– por sí sola. Frente a ese abismo de desconcierto y de peligros, los socialistas se postulan como los salvadores absolutos: salvadores de las injusticias, salvadores de las personas en mala situación, salvadores de la incertidumbre en que consiste el hecho de vivir. En tiempos de crisis, se pide más seguridad y Rodríguez Zapatero está dispuesto a prometerla a manos llenas.
Es lógico que el PP se haya figurado que la crisis le ayudará a ganar las próximas elecciones. No es así. Por ahora, a quien está ayudando la crisis es a Rodríguez Zapatero, que tiene un discurso y una actitud bien preparados para afrontarla. Si a eso se añade la incapacidad o la nula voluntad de crear un modelo cultural independiente del progresismo, tenemos socialismo del bueno para bastantes generaciones.