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Guillermo Dupuy

Ni "carantoñas", ni "regañinas"

Tiene razón Saenz de Santamaría. Sin embargo, el problema está en que el PP ha sido copartícipe, tanto de las "carantoñas" como de las "regañinas" que el Gobierno ha dirigido -en ambos casos, de manera injusta y pública- a nuestras entidades financieras.

Dice Soraya Sáenz de Santamaría, no sin razón, que el Gobierno de Zapatero "hace carantoñas a los bancos en privado y les echa regañinas en público". El problema, sin embargo, está en que el PP ha sido copartícipe, tanto de las "carantoñas" como de las "regañinas" que el Ejecutivo socialista ha dirigido –en ambos casos, de manera injusta y pública– a nuestras entidades financieras.

Empezando por las primeras, ¿le parece a alguien poca "carantoña" la parte de nuestra riqueza nacional, presente y futura, que el Gobierno socialista, con el respaldo de la oposición, ha comprometido en beneficio de la banca con ese multimillonario y privilegiado plan de rescate? Eso, después de habernos dicho Zapatero que gozábamos del "sistema financiero más sólido del mundo"...

El PP podrá alegar en su defensa que respaldó esa jugosa "carantoña", pero bajo tres premisas: máxima transparencia sobre su puesta en marcha, una comisión parlamentaria que supervise el proceso y la garantía de que el objetivo básico sea apoyar a las familias y a las pymes, y no sólo a los bancos.

Lo cierto, sin embargo, es que los términos de ejecución de ese plan no tuvieron nunca más aval –dejando al lado por un momento el dinero de los contribuyentes– que la palabra de Zapatero. Y el PP lo respaldó incluso cuando ya se supo que la citada comisión parlamentaria de supervisión no se iba a crear. También el PP mantuvo su apoyo –es más, lo acordaron conjuntamente– cuando se decidió que los ciudadanos no conocieran los nombres de las entidades que recurrieran a la ayuda estatal hasta cuatro meses después de su concesión. El hecho cierto es que a día de hoy no se da una sola de las premisas reclamadas por Rajoy. ¿Y cual ha sido la reacción del PP? ¿Retractarse acaso del apoyo dado al plan de rescate del Gobierno? No. Lo que ha hecho el PP ha sido iniciar las "regañinas" a la banca que ahora denuncia el Ejecutivo.

Ciertamente, aunque desde el PP no se haya llegado en ningún momento a los chulescos e "impacientes" términos empleados recientemente por el ministro de Industria, fue el partido de Rajoy el primero en poner a los bancos en la picota por restringir sus créditos a las pymes y a las familias. Bien es cierto que las "patadas" del PP iban fundamentalmente dirigidas a las posaderas de Zapatero, pero ¿alguien se sorprende de que el Gobierno las trate de evitar reenviándolas a la banca?

Por mi parte, considero que de aquellas "carantoñas" vienen ahora estas "regañinas". Y ambas me parecen tanto injustas como peligrosas: las entidades financieras son las primeras interesadas en expandir el crédito. Por prestar, y gracias a esa triquiñuela del coeficiente de reserva fraccionaria, prestan hasta lo que deberían custodiar. El problema que ahora nos ocupa, sin embargo, es que, tal y como ha advertido el presidente de la Asociación Española de la Banca, la demanda solvente de crédito ha disminuido como consecuencia de la recesión económica. Ante esta realidad, ¿qué va a hacer el PP? ¿Va a unirse al Gobierno para que la banca actúe con "menos cautela", tal y como irresponsablemente le ha pedido Zapatero? ¿Va a secundar el "crédito subprime"? ¿Es que ahora forma parte del ideario del PP defender el crédito de alto riesgo a cargo del contribuyente?

Por otra parte, y tal y como era de prever, el plan de rescate del Gobierno no ha servido para facilitar el crédito, sino para que las entidades financieras limpien y saneen sus balances. En lugar de haber dejado que el mercado premiara y castigara, respectivamente, las buenas y malas prácticas, se ha acudido en socorro de justos y pecadores, en un proceso de socialización de pérdidas que, a cada fracaso, reclama más y más intervencionismo.

Es cierto que entre esos "pecadores" no sólo están incompetentes banqueros o politizados dirigentes de cajas de ahorro, sino también otros banqueros y otros muchos empresarios que fueron engañados, más que tentados, por una política artificial de dinero barato impulsada por nuestras autoridades monetarias. Ahora bien, este hecho, como el de que no tenemos "el sistema financiero más sólido del mundo", jamás debía haber llevado al PP a secundar lo que, lejos de ser un mal menor, es una contraproducente huida hacia delante que sólo trata de rehuir la catarsis y el necesario reajuste al que nos ha abocado el irresponsable y desestabilizador expansionismo monetario auspiciado por el intervencionismo estatal.

Por otra parte, la innegable necesidad de financiación de familias y pymes, no por dramática, se convierte en menos insolvente. Si se quiere ayudar a las familias y a las pymes, en lugar de hacerlo insanamente a través de intermediarios financieros y a cargo del contribuyente, que se haga de forma directa, mediante una drástica reducción de impuestos. Ésa es, junto a una no menos drástica reducción del gasto público y las reformas liberalizadoras que reclama nuestra economía, la manera más sana y segura de que el dinero llegue a las familias, de reactivar la economía y de expandir el crédito.

A eso se debería limitar e insistir con mucha mayor contundencia el discurso del PP y no a compartir perjudiciales "carantoñas" y "regañinas" con el Gobierno.

En Libre Mercado

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