Menú
Alberto Benegas Lynch

¿Más de lo mismo?

En economía no hay alquimias posibles: lo que gasta el Gobierno lo recauda compulsivamente de otros o deteriora la moneda a través de la inflación, lo cual también es financiado por toda la sociedad.

Probablemente G. W. Bush haya sido el peor presidente de los Estados Unidos. En nombre de la seguridad, reprimió las libertades individuales a través de escuchas telefónicas sin necesidad de orden judicial, intromisiones en el secreto bancario, irrupciones a domicilios y detenciones sin el debido proceso. Durante su Administración, la relación entre el gasto público y el PIB alcanzó la tasa de crecimiento más alta de los últimos 80 años: el endeudamiento federal representa 75 por ciento del PIB y el déficit fiscal ronda los 600 mil millones de dólares, a pesar de que el Gobierno anterior había dejado las arcas con un sustancioso superávit. Introdujo la figura cavernaria de la "guerra preventiva" con motivo de la patraña mayúscula de Irak. A todo ello deben agregarse las asfixiantes regulaciones en los mercados inmobiliario, financiero y bancario que ocupan 75.000 páginas anuales y la absurda manipulación del tipo de interés por parte de la Reserva Federal que hace que inversiones antieconómicas aparezcan como rentables.

Ahora Obama desmantela la truculenta e inaceptable cárcel de Guantánamo, elimina la posibilidad de torturar y ofrece la posibilidad de que el público se entere de informaciones ocultas tras los "secretos de estado". Pero insiste con los llamados "rescates" a quienes reúnen más poder para presionar, en perjuicio del ciudadano común, que se ve compelido a financiar los platos rotos de quienes recurrieron al uso imprudente de instrumentos financieros, erraron el camino o fueron batidos por intervenciones gubernamentales como las llevadas a cabo a través de las tristemente célebres Freddie Mac y Fannie Mae que produjeron un verdadero caos en el mercado inmobiliario.

Sería lamentable insistir por este camino porque en economía no hay alquimias posibles: lo que gasta el Gobierno lo recauda compulsivamente de otros o deteriora la moneda a través de la inflación, lo cual también es financiado por toda la sociedad. La situación no da para adoptar políticas que son más de lo mismo. No hay espacio para más gasto y endeudamiento público. Al mundo le va la vida con esto, ya que si se profundiza la crisis que tiene por epicentro a Estados Unidos, el resto de países sufrirán consecuencias aún más graves de las que hoy soporta.

Carlos Alberto Montaner con su pluma potente y siempre esclarecedora ha difundido en el mundo hispanoparlante el contenido de las páginas coordinadas por Cato Institute y aparecidas en The New York Times, The Wall Street Journal y Washington Post en la que 200 economistas estadounidenses se expresan a raíz de que Obama declaró el 9 de enero que "no está en discusión que necesitamos acción por parte del gobierno" para resolver la crisis. Ellos aclaran: "con todo respeto Señor presidente, eso no es cierto". Entre los firmantes hay tres premios Nobel en Economía también críticos de los "rescates", gastos estatales desmesurados, endeudamiento irresponsable y déficit alarmante. En su lugar sugieren reducir los gastos públicos y las cargas tributarias que padece la población. Para bien del mundo es de esperar que se escuchen estas voces autorizadas.

El Fondo de Cultura Económica acaba de publicar mi libro Estados Unidos contra Estados Unidos, donde señalo los marcados desvíos de ese país con respecto a los sabios valores y principios sustentados por los Padres Fundadores. Es imperioso modificar el rumbo.

En Libre Mercado

    0
    comentarios