En los últimos meses se ha venido generando un intenso debate sobre si estamos ante el final de la crisis mundial o todavía quedan más aspectos negativos por verse. En mi opinión, todavía estamos bastante alejados de la recuperación económica. Quedan muchos desequilibrios por corregirse, pero a su vez, existen grandes oportunidades para ganar dinero a nivel industrial y financiero. Estas son mis razones:
- La crisis actual se ha ido formando a lo largo de muchos años como consecuencia de numerosos pequeños desajustes que desembocaron en una laxitud del riesgo y una burbuja crediticia e inmobiliaria. La corrección de todos estos fenómenos no puede por definición producirse en muy poco tiempo. Las correcciones y los ajustes suelen ser proporcionales a los excesos.
- Las autoridades monetarias y los gobiernos se han preocupado mucho más de salvar el sistema financiero que la economía real. Aunque el primero es de suma importancia para la economía mundial, no es suficiente para sacarnos por sí solo de la crisis y llevarnos a la senda del crecimiento.
- Mientras todos los ojos se pusieron en el sector financiero se han sembrado semillas peligrosas de inflación futura y de posibles nuevas burbujas en la economía real.
- El sistema financiero sigue sin estar completamente saneado. Todavía sigue habiendo aumentos en la morosidad, nuevas ampliaciones de capital y restructuración de balances. En el caso español, las mejores pruebas de ello son la constitución de un fondo de saneamiento de 90.000 millones de euros y las presiones que está realizando el ejecutivo por forzar fusiones y "arreglos" entre las entidades, especialmente dentro de las cajas de ahorro.
- La escasez de financiación para el sector industrial está teniendo consecuencias nefastas. El desempleo continúa aumentado de manera generalizada en todos los sectores, los planes de inversión y mejora tecnológica se retrasan por la falta de financiación y por las sombrías expectativas económicas.
- El descalabro fiscal de los gobiernos y administraciones publicas está trasladándose al sector privado, bien por la falta o retraso de pagos a las empresas proveedoras, bien por el inminente aumento de la presión fiscal que cabe esperar.
- El precio de los activos inmobiliarios sigue descendiendo y la financiación inmobiliaria sigue congelada, lo que retroalimenta el "parón técnico" del sector.
- Los espejismos de recuperación a nivel global están mayoritariamente alimentados por lo enormes paquetes expansivos que han llevado a cabo los gobiernos. No hay síntomas, ni siquiera lejanos, de la recuperación de la demanda interna punto imprescindible para la recuperación sostenida.
Ante el escenario anterior, cabe decir que todavía nos queda por ver más malas noticias y empeoramiento económico una vez pasen los efectos derivados del fuerte empuje del gasto público.
Por ejemplo, Estados Unidos se ha gastado en el último año el 12% del PIB para sujetar a su economía, y el 75% del crecimiento económico en China se debe a la influencia del Estado. En el caso español, tendremos en este año un déficit superior al 10% debido al gasto social, pero sin que hayamos visto mejoras suficientes para dar continuidad a medio y largo plazo.
Sin embargo, una cosa es la economía y otra son los mercados. Estos no siguen la evolución de los datos económicos sino que se adelantan a ellos. Los mercados son indicadores adelantados de la coyuntura económica. Aunque se trata de conceptos similares y ciertamente vinculados, ambos llevan ciclos distintos. Por ejemplo, las bolsas empezaron a corregir en verano de 2007, en un entorno económico tan positivo que, desde el punto de vista doméstico e internacional, no se recordaban precedentes. No se entendía por qué los mercados recortaban en un escenario idílico como el que se atravesaba. Ni hoy se comprende que con la coyuntura actual los índices bursátiles hayan subido 40-60% en cuatro meses.
Aunque desde el punto de vista humano y empresarial es un autentico drama la situación actual, desde el punto de vista de las oportunidades de inversión son épocas idílicas. El stress económico, el miedo y la incertidumbre de la actual crisis mundial generan numerosas y atractivas oportunidades que no debemos despreciar. Éstas se consiguen abstrayendose del ruido mediatico diario, y teniedo perspectiva de medio y largo plazo.