Menú

El auténtico fraude de la Seguridad Social

Nos podríamos jubilar a los 50 cobrando, sin pegar un palo al agua, 3.000 euros mensuales. Ése es el auténtico fraude de la Seguridad Social. El escenario que horroriza a los socialistas. La pesadilla de Marx: un mundo donde todos fuéramos capitalistas.

loboe dijo el día 13 de Febrero de 2010 a las 14:13:

Un artículo impecable en su argumentación, aunque en mi opinión, adolece de una importante omisión y es que tal como está concebido, el Sistema Público de Pensiones no pretende ser un sucedáneo del que cada cada cual podría construirse para sí mismo, sino un sistema global en el que la sociedad como conjunto se asegura a sí misma. Las franjas de población activa, consideradas como un todo, capitalizan para cuando alcancen su retiro. En mi opinión, este sería el sistema perfecto y es -creo- el espíritu que guió las primeras implantaciones en el mundo, incluyendo los primitivos sistemas gremiales del medievo.

Claro que esto último también es teoría, dado que en la práctica, el sistema tampoco funciona así. Si el Sistema Público de Pensiones funcionase como he descrito. Es decir, incluyendo una componente de solidaridad. Por ejemplo, con el trabajador que sufre un accidente laboral antes de que sus cotizaciones hayan alcanzado el volumen adecuado para gozar de esa opulenta pensión que describe el artículo, o los que por múltiples circunstancias no llegan nunca a cotizar: inválidos; discapacitados; enfermos crónicos, etc. quizás todavía sería viable y eficiente, aunque los más afortunados -en el trabajo- quizás no cobrasen todo lo que habrían podido en otras circunstancias por efecto de este mecanismo de transferencia hacia los desfavorecidos. Sin embargo, aún considerado así, el sistema tampoco podría considerarse injusto o confiscatorio, dado que al fin y al cabo, el seguro es un recurso habitual en nuestra sociedad y todos lo utilizamos en nuestra vida diaria en forma de seguros de vida; de invalidez; de responsabilidad civil, etc.

Como ocurre con todo lo demás, el problema comienza en el momento en que lo que debería ser un asunto de análisis actuarial, pasa a ser mangoneado por políticos de baja estofa, que son los primeros en auto-asignarse pensiones absolutamente disparatadas empezando por las correspondientes el Rey y terminando por la del último consejero de cualquier Caja de provincia. Por no mencionar las pensiones no contributivas sin absolutamente ninguna justificación ética, o las prejubilaciones utilizadas para sanear tantas y tantas empresas, a cargo de ese recurso aparentemente inagotable. Durante demasiado años, los políticos han utilizado el Sistema Público de Pensiones con la misma mentalidad que hasta hace relativamente poco se ha utilizado el mar; suponiendo que podía ser un basurero con capacidad ilimitada de almacenamiento y regeneración.

Para ser viable y utilizable por los terrícolas, el sistema de solidaridad y transferencia que he descrito, debería disponer de un mecanismo de compensación automático para que al trabajador no le resultara más rentable ser prejubilado o directamente parado de larga duración que currante en ejercicio. Los actuarios de seguros hace tiempo que han tenido que enfrentarse a este tipo de problemas y lo han resuelto a base de franquicias y bonificaciones a los buenos asegurados. Creo que el Sistema Público de Pensiones debería incluir este tipo de mecanismos que por sí mismos tienden a eliminar la picaresca y el mal uso. Una cosa es que la sociedad acuda en socorro de los más desfavorecidos -en el sentido laboral- y otra muy distinta distinta que los vagos vivan mejor que los currantes y se utilicen las más variados subterfugios para alcanzar la baja definitiva y/o una pensión vitalicia por cualquiera de los míl y un resquicios del sistema. En este orden de ideas, me viene a la memoria un escándalo reciente protagonizado por ciertos famosetes en la provincia de Cádiz.

En cualquier caso soy pesimista en cuanto a la posible solución del problema. En primer lugar porque los políticos son por definición eso, "políticos", lo que en mi imaginario tiene pésimas connotaciones. Es decir, salvo honrosas excepciones, los más tontos de la clase, pero con poder. En segundo lugar, porque casi sin excepción, las medidas son pensadas desde la óptica de su provecho político cortoplacista en lugar de ser consideradas la solución de un problema de estadística actuarial en el que hay que incluir una variable muy importante: el conocimiento la naturaleza humana y de sus mecanismos de toma de decisiones y respecto a esto último, dado que somos muy directamente involucrados en el problema, los seres humanos somos bastante proclives a engañarnos respecto a nosotros mismos.

Karl6 dijo el día 15 de Octubre de 2009 a las 16:47:

Hemos llegado a un sistema especulativo, que desprecia el trabajo eficaz y la inteligencia productiva. La corrución, cada día mas extendida, está haciendo el resto. (¡ Nos vamos a la m....!)