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Warren Graham

España de fábula

España está viviendo unos momentos amargos que pueden sin mucha dificultad verse empeorados. Dejemos de vivir como en los cuentos y empecemos cuanto antes a hacer los deberes.

Si intentase asemejar una fábula a España, ésta sería la de la Cigarra y la Hormiga. España sería Cigarra y los países del centro de Europa serían Hormigas.

Durante los años de esplendor, España no paraba de disfrutar y de alardear de sus bondades económicas entre fiesta y fiesta. Todo era alegría y jolgorio del exceso, sin pensar en que a lo mejor pudiera haber un futuro menos alegre.

Mientras tanto, el resto de Europa Central, y más concretamente Alemania, Francia y Holanda, lo pasaban fatal, estaban todo el día tristes y viendo con envidia como en España, además de tener mejor tiempo, el más tonto hacía relojes.

Los europeos, conscientes de su situación, pasaban las épocas flacas ahorrando y haciendo esfuerzos para poder, cuando fuese posible, disfrutar y pasarlo bien. Dada su importancia económica, el Banco Central Europeo les apoyaba con bajadas de tipos de interés para facilitarles la recuperación, con crédito más barato para las inversiones y el consumo.

Estas ayudas financieras actuaban en España como chorros de alcohol en una libertina fiesta. Los tipos de interés reales negativos (inferiores a la inflación) que existieron durante esos años no hacían más que inflar el tamaño de los problemas. Favorecían rápidamente una pésima asignación de recursos como, por ejemplo, una exuberante inversión inmobiliaria con las consecuencias por todos conocidas.

Ahora, las hormigas europeas empiezan a disfrutar de los sacrificios pasados y comienzan a vislumbrar una coyuntura más positiva. Este escenario, más pronto que tarde, será seguido de una revisión ascendente de tipos de interés en la Eurozona, movimiento restrictivo de política monetaria que tensionará la cuerda del ahorcado en la bastilla.

Cuanto más consistente sea la recuperación económica europea, más asfixia sentirá la economía española. Si ahora, que los tipos de interés están en mínimos históricos, hay muchas familias con enormes dificultades para pagar sus hipotecas y las colas del paro no hacen más que alargarse, ¿qué pasará cuando el Euribor se sitúe en niveles del doble o triple del actual?

Y si Europa no levanta cabeza, España tampoco lo hará; porque dependemos en gran medida de la demanda intracomunitaria. El futuro es incierto y poco optimista. Y la situación no tiene fácil solución. Cualquiera de los posibles escenarios son peores que los actuales.

El problema de España dentro del seno de la Comunidad Europea es que va con el pie cambiado. La subida de tipos de interés que tenemos delante va a ser como un jarro de agua fría, demoledor. Va a retrasar las posibles vías de solución a la crisis actual, si es que no la empeora.

Como el Gobierno de España no puede actuar sobre la política económica europea, no le queda más remedio que jugar con el presupuesto. Es razonable que los gobiernos actúen de manera contracíclica en las épocas de recesión económica. Pero el dinero no sale de la nada, hay que pedirlo prestado y devolverlo, además con intereses.

Puede ser discutible cómo los gobiernos asignan esos recursos, como el hecho de destinarlos a hacer zanjas o al desarrollo de proyectos empresariales privados. En cualquier caso, el Gobierno tendrá que devolver lo que ha tomado prestado más los intereses. ¿Qué pasará a la economía española cuando los tipos suban? ¿Será el país capaz de repagar y mantener el enorme gasto social consecuencia de los años de deterioro económico?

España está viviendo unos momentos amargos que pueden sin mucha dificultad verse empeorados. Dejemos de vivir como en los cuentos y empecemos cuanto antes a hacer los deberes. Queda mucho por hacer.

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