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El ladrillo ya es progresista

La realidad da en el bofe a los socialistas y les obliga a rectificar para volver a hacer, precisamente, lo que siempre han llevado a cabo en los lugares que gobiernan. La construcción, por fin, vuelve a ser una actividad progresista.

chiara dijo el día 3 de Marzo de 2010 a las 14:18:

Las teles del régimen nos grababan en los salones inmobiliarios, con especial atención a los maletines que llevábamos, obviamente para trabajar, y cualquier "periodista", a mediodía, sacaba las imágenes y hacía comentarios ultrajantes sobre qué contendrían los dichosos maletines. Pero si hubiéramos ido sin nada en las manos hubieran comentado que íbamos a ligar con las azafatas y tomar copas...
Y nos desayunábamos con una prensa canalla que sólo decía barbaridades, con una ministra de la vivienda que no mandaba nada pero iba a hacer muchas viviendas, y nos estigmatizaban como a los judíos en la Edad Media, mientras los políticos que tenían que aprobar los planes parciales "participaban en las plusvalías generadas por el proceso urbanizador", algunos con bolsas de dinero bajo la cama, los ayuntamientos se forraban a golpe de convenio, licencia de obras y licencia de 1ª ocupación y un 10% del suelo edificable por la cara...
Y una licencia de apertura de un centro comercial costaba 6 millones de euros, pagaderos en un hotel parisino...
Y había que financiar festivales de cine, de "música étnica" ó de lo que fuera, con los de la ceja chupando...
Y en Marbella se hacían 30.000 viviendas "ilegales", pero la Junta se embolsaba sus impuestos, a millón de las antíguas pesetas por vivienda...
Y, encima, había que construírlas y venderlas...
A ver, desengáñense. Aquí montamos una Nasa y el populacho nos la quema, los políticos nos niegan los permisos, los ecologistas nos tiran piedras por contaminar el espacio sideral, los sindicalistas nos exigen que en la nave vaya un liberado, los periodistas nos vapulean....
En éste país, al populacho le encanta que quien tiene más que ellos sea perseguido y denigrado y castigado. Que hasta para envidiar somos árabes: El envidiado es el culpable, por andar fardando. Todos a por él.
Que es que són así de malos, todos.