Menú
Ignacio Moncada

Camino de Grecia

España ahora no está en la situación griega, es cierto, pero está siguiendo el mismo camino. La reducción del endeudamiento público español en años de Rato parece dar más margen hasta el abismo, pero eso no quiere decir que tengamos que correr hacia él.

A menudo dice Carlos Rodríguez Braun, columnista de esta casa, que la última vez que el gasto público fue gratuito fue cuando el maná. Muchas veces se habla de las bondades del gasto público como si fuera un regalo del cielo, un recurso mágico que crea empleo y dinamiza la economía por pura voluntad política. Pero casi nunca se mencionan sus costes, la destrucción económica que supone recaudar impuestos y engordar la deuda. Y, como estamos viendo, estos costes pueden llevarse por delante la economía de un país.

El Gobierno de Rodríguez Zapatero está haciendo un gran esfuerzo en repetir que España no es Grecia. En parte tiene razón. El riesgo de impago de la deuda pública helena está disparada, y por tanto su coste. Está teniendo que pagar un 18% de interés por bonos a dos años, y un 10% a 5 años, cifras propias de un país subdesarrollado. Son las consecuencias lógicas de haber estado comprometiendo por años un enorme gasto público que ni siquiera se podía pagar con los ingresos extraordinarios de los años de la burbuja. Esa recaudación no volverá, y por tanto Grecia no podrá asumir esos pagos. La única manera que tienen para salir de esta crisis provocada por su sector público es recortar los gastos hasta que sean asumibles, duela a quien duela. En ese contexto, el rescate griego aprobado por la Unión Europea y el FMI es la ilustración perfecta del "pan para hoy, hambre para mañana". Es un parche que para Grecia puede traer falsa tranquilidad momentánea, pero en absoluto soluciona la crisis de deuda si no sacan a pasear la tijera.

España ahora no está en la situación griega, es cierto, pero está siguiendo el mismo camino. La reducción del endeudamiento público español en años de Rato parece dar más margen hasta el abismo, pero eso no quiere decir que tengamos que correr hacia él. Zapatero está empeñado en hacerlo. Durante sus mandatos ha aumentado el gasto público en un 10% anual mientras el crecimiento económico iba del 3% a la recesión. Ahora nos damos cuenta de que no volverá la recaudación con la que pagábamos la piñata de la que Zapatero tanto presume. Todos los expertos e indicadores de riesgo nos señalan como firme candidato para sufrir el próximo colapso de deuda pública. Apuntan que España va camino de Grecia. Evitarlo es sencillo, aunque también doloroso: hay que sacar la tijera y ponerse a recortar. No queda otra. Hay que asumir que el gasto público no es maná que cae del cielo, sino que tiene un gran coste para todos los ciudadanos. Es lo que ahora estamos pagando.

En Libre Mercado

    0
    comentarios