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Carlos Rodríguez Braun

Impuestos para el bien

El lector debe concluir que la tasa sobre la banca la pagará Botín y no el propio lector, lo que es falso, porque la banca trasladará la fiscalidad a sus clientes y depositantes..

Sobre los gravámenes a la banca tituló El País: "Más tasas contra la pobreza y el paro". Y sobre el cobro a los usuarios de las autovías habló El Mundo de "una tasa para mantener las obras públicas". Parece que la coacción fiscal es incuestionable, ¿o es que usted está a favor de la multiplicación de la miseria y el desempleo, o de unos caminos intransitables?

El análisis habitual de la tributación no va más allá de sus propósitos inobjetables, como si no tuviera otra característica a destacar, y además confunde lo que debería aclarar: el papel de los contribuyentes.

Así, el peaje es según El Mundo "una fórmula imprescindible para financiar todas las actuaciones en las autovías que, por la escasez de recursos de las Administraciones Públicas, no puedan financiarse con fondos del Estado. Más justificado está en el escenario actual de recorte generalizado del gasto público". Parece que quienes pagan el peaje son personas completamente diferentes de las que allegan fondos al Estado.

La información de El País es deliciosa a la hora de congregar los ingredientes que favorecen la coerción. Dice que la tasa afecta a la banca, que tiene muchos beneficios y ha recibido ayudas públicas, como si eso justificara una tributación especial, que además nunca es analizada en términos de incidencia, con lo que el lector debe concluir que la tasa sobre la banca la pagará Botín y no el propio lector, lo que es falso, porque la banca trasladará la fiscalidad a sus clientes y depositantes.

En lugar de este análisis, El País sigue el guión del poder, y subraya que la tasa es muy pequeña, de 5 céntimos cada 1.000 euros (como si eso fuera razón para cobrarla), y su meta angelical: "permitiría obtener entre 25.000 y 35.000 millones de dólares para ayuda al desarrollo". Imposible oponerse, claro. Los socialistas europeos, por su parte, quieren imponer otra tasa, esta vez sobre las transacciones financieras. El único comentario que le suscita al diario es su impecable objetivo, tan bueno que no se entiende por qué las autoridades no establecen exacciones aún mayores: "Esta tasa permitiría recaudar 200.000 millones de euros anuales que se destinarían al fomento del empleo en la UE". ¿Alguien rechazará el fomento del empleo?

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