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Ignacio Moncada

La credibilidad de Zapatero

El hundimiento de su credibilidad no es resultado de la casualidad, ni de las circunstancias que vivimos. Es una característica intrínseca de Rodríguez Zapatero, el resultado natural de su forma de hacer política.

La pérdida de credibilidad de Zapatero no conoce límites. Hace escasos días, todos los diarios abrían sus ediciones digitales haciéndose eco de unas declaraciones del presidente en las que afirmaba con rotundidad que "descartaba absolutamente que España fuera a ser rescatada". Incluso en El País, su soporte mediático más poderoso, arreciaron miles de comentarios de lectores con una única certeza: si Zapatero lo niega, sin duda habrá rescate.

El débil crédito que al principio tenían las palabras del presidente del Gobierno fue reducido a escombros después de la negociación con ETA. A continuación se hizo polvo tras negar la crisis económica. Y finalmente se volatilizó en forma de humo tras violar su principal afirmación estratégica: que no habría recortes sociales. El hundimiento de su credibilidad no es resultado de la casualidad, ni de las circunstancias que vivimos. Es una característica intrínseca de Rodríguez Zapatero, el resultado natural de su forma de hacer política. Como decía el genial Ignacio Camacho en ABC, "sus criterios más sólidos duran apenas unas semanas; los menos comprometidos se disipan en cuestión de horas".

En una ocasión el presidente afirmó, tal vez sin saber lo que decía, que "la salida de la crisis será social, o no será". Desde luego, la primera mitad de la frase ha sido un pronóstico tan reñido con la verdad como todos los anteriores. No sólo no cumplió su palabra de conservar los derechos sociales, sino que de hecho es el responsable del mayor recorte social de la historia reciente. Lo que a mucha gente le preocupa es la segunda parte de la frase, aquello de que la salida de la crisis "no será". La mayoría de los españoles ya no saben si de esta crisis se va a salir algún día. Aunque sea, simplemente, para que los niños de ahora puedan conocer una España en la que se cree empleo.

Si hay algún motivo para la esperanza es que, dada la tendencia que tienen los pronósticos de Zapatero a incumplirse, al final la salida de la crisis no será social, pero al menos será. No saldremos gracias a los políticos, sino a pesar de ellos. Será gracias a trabajadores que se esfuerzan como siempre para ganar menos que nunca, a empresarios que arriesgan lo que tienen para no cerrar su negocio, y a familias que, aún en paro, se sostienen entre ellos soportando el mayor retroceso de bienestar que jamás han conocido. Éstos, y no los gobernantes con nuestros impuestos, son los que hacen la única política social que merece tal nombre. Son los españoles de a pie los que, a pesar de Rodríguez Zapatero, lograrán sacarnos de esta crisis.

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