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Semprún y el capitalismo inmoral

Es como aquel intelectual de izquierdas que reconoció que los comunistas habían asesinado a millones de trabajadores en campos de concentración, pero añadió que era imprescindible recordar que en el capitalismo había muchas... ¡fábricas!

shakhaye dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 20:13:

Este señor capitalista en su forma de vivir y de pensar, no sabe cómo seguir justificándose y sigue con la tontería de que el mercado genera desigualdades como si éstas no existieran en cada segundo de cualquier persona. Es otra vez la misma monserga que tenemos que oir a los que dicen ser de izquierdas y no lo son. Además es público que en el campo de concentración en donde estuvo de joven, fue un colaborador de las autoridades nazis

Sherme dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 19:59:

Jorge Semprún, según su propio hermano Carlos (q.e.p.d.) fue un Kapo (Kamaraden Polizei), un POLICÍA con porra y uniforme en el campo de concentración donde estuvo. SE INVENTÓ su "resistencia" antinazi, como mucho otros COMUNISTAS (que COLABORARON con los nazis durante un tiempo) y eso le permitió no solo "sobrevivir" (para seguir ejerciendo el mal), sino que cuando volvió "ni estaba delgado ni malnutrido" (en palabras de su propio hermano, quien también fue del PCE y, afortunadamente supo ver la ABERRACIÓN que era el comunismo y evolucionó a un sistema liberal, donde la MORALIDAD es el factor más importante en todo, incluido los "intercambios comerciales". El BENEFICIO debe ser MUTUO en un sistema liberal, si no, NO FUNCIONA.

berdonio dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 18:39:

“El beneficio máximo por definición es inmoral” ¿Por definición de inmoral o de beneficio máximo? Supongo que el tal Semprún –cráneo privilegiado- pretende que lo inmoral se define, entre otras cosas, como la obtención del beneficio máximo –al revés el disparate sería aun mayor: todo lo malo implicaría un beneficio máximo convertible en oro del banco infernal-; según eso, cuando existe máximo beneficio (que no perjuicio de alguien), máxima eficiencia, hay inmoralidad. Pecado de soberbia será.

Este Semprún no es de los que hablan con rigor; ni siquiera con propiedad. Lo cierto es que la moralidad y el beneficio son categorías independientes (como la velocidad y el tocino) sólo circunstancialmente relacionables (carrera de cerdos) y casi siempre en el sentido contrario al sugerido: lo beneficioso, lo bueno para alguien, suele ser moral.

“La ilusión de que se puede conseguir mayor igualdad en este mundo no podemos perderla” ¿Se referirá a todos el mismo poder político, la misma capacidad de interferir en la vida de los demás? Va a ser que no, me temo que habla sólo del poder económico, o sea, la mera capacidad de disfrutar de lo producido aunque lo hayan producido otros.

Halsey dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 18:33:

A falta de algo que defender se ataca al mercado. Eso da idea del punto a que se ha llegado. Negar la principal. Y el ataque es masivo, luego no es casual. Como defender la existencia del mercado ya empieza a aburrirme lanzo un aviso exagerado: No tengo dudas de que hay que cuidar primorosamente una economía de mercado. Cuidar, no intervenir. Pero lo de la igualdad me suena escandalosamente a querer vivir sin trabajar de los que trabajan.
La igualdad es de derechos, no del mérito. Y a eso le huyen como de la peste.

paserifo dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 18:26:

Bueno, Senex, los excesos y las disfunciones de que hablas, más que éticos, serán legales. Si un tío abusa de la ley, estafa a otros, roba o monta o fomenta una estrategia que se aprovecha de la estupidez y la avaricia de algunos incautos, que pueden ser millones, son todas ellas acciones que merecen un juicio moral y otro legal. Pero uno es particular y el otro es de toda la sociedad, e implica sanciones y penas de cárcel.

Hay un principio en el derecho, que dice que no puede haber delito sin una ley previa que lo sancione. Y la justicia no puede consistir solo en el castigo a los culpables sino que también hace falta la reparación del daño causado. Pero ¿es justo que esa reparación sea a costa de cometer la injusticia de hacer que toda la sociedad, vía impuestos, pague el desaguisado de un estafador? ¿Y es justo que los delitos y los abusos de unos pocos sirva para que algunos gobernantes argumenten a favor de limitar libertad de empresa?

Los abusos y defectos de este "sistema" tan asistemático y tan anárquico que es el capitalismo o economía de mercado no se pueden solucionar eliminando la libertad o todo el sistema. Pues ¿por qué lo cambiamos? ¿por un sistema comunista, ecologista, una dictadura mundial de jueces o burócratas, una anarquía pistolera, una teocracia musulmana, cristiana o budista? El mejor sistema posible será producto de un refinamiento del actual. Y ese refinamiento deberá producirse mayormente en las personas y en la ética que en comercio en sí.

Y, por otra parte ¿todos los problemas y situaciones injustas que se generan en el "capitalismo" son por culpa de ese supuesto exceso de libertad, o bien algunas son producidas por cuestiones ajenas al "sistema" en sí, como puede ser una incorrecta intervención del Estado o una deficiente aplicación de la ley?

gracian dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 14:11:

"el fracaso de la revolución comunista no significa que la sociedad actual sea una sociedad justa. Significa que por esos métodos no podremos y que hay que inventar otros. La economía de mercado provoca cada día injusticias y focos de desigualdad (...) no se puede capitular ante la realidad capitalista (...) la ilusión de que se puede conseguir mayor igualdad en este mundo no podemos perderla (...) el capitalismo no se puede moralizar: el beneficio máximo por definición es inmoral y no puede ser otra cosa".

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La idea de justicia totalitaria que emana de esas líneas simplemente produce escalofríos a cualquiera con un mínimo de sensibilidad que se pare a reflexionar sobre sus derivaciones.

No basta al parecer con haber leído a Huxley y Orwell para desechar de la mentes ese propósito y se nos pretende seguir vendiendo la misma mercancía averiada por supuesto bien envuelta con una apariencia ética.

¿Por qué es negativa la desigualdad?
¿Por qué ha de ser un objetivo valioso el logro de una sociedad sin desigualdad? ¿Por qué ese interés e insistencia en que identifiquemos por principio y sin resistencia alguna desigualdad y discriminación?

¿Alguien se ha tomado la molestia de apreciar que sólo es posible el intercambio si existe desigualdad y que precisamente gracias a la desigualdad existe la idea de valor y no sólo en un sentido económico?

No, por cierto e insisten en su mundo de "ilusiones" por más que de su aplicación práctica sólo se hayan derivado monstruos.

Triste resistencia a enfrentarse a las propias contradicciones síntoma de una pereza intelectual quizá justificable en comunistas nostálgicos pero imperdonable en derechistas devotos.

Por lo demás, ¿en serio se cree alguien que el beneficio máximo que no pocas veces va a ser posible sólo si coincide con el precio mínimo, es por definición inmoral?

Retablo dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 13:09:

Creo que cualquier persona con dos dedos de frente y con buena voluntad, llega a la conclusión de que el mejor mundo sería aquél en el que hubiera igualdad de oportunidades para todos. Porque es a eso que podemos justamente aspirar, como un ideal, más allá del egoísmo o la estupidez.

Pues bien, midamos con ese patrón dos propuestas: la liberal y la comunista.

No hay completa igualdad de oportunidades bajo el liberalismo, es un hecho, y un hecho inevitable. Evidentemente, las circunstancias de partida de algunos les ponen en una situación privilegiada frente a otros. Pero TODOS tienen su oportunidad, y la mayoría de los que hicieron cumbre partieron de cero. Así que podemos valorar el liberalismo, desde el punto de vista de la igualdad de oportunidades, con un notable alto. No es perfecto -nada lo es; el paraíso no es posible- pero suele funcionar suficientemente bien.

Bajo el comunismo, NO existe en absoluto la igualdad de oportunidades. Todo lo contrario, lo que hay es la igualdad de resultados, a base de cortar las piernas de los altos para que no hagan sonrojarse a los bajitos. Y oportunidades ninguna, sólo obediencia para poder ver el sol un día más. Así que, lo valoramos con un suspenso muy bajo.

Para mí que hay más cosas alrededor de este asunto, pero eso ya nos llevaría muy lejos. Lo fundamental, en mi opinión, es que, desde el punto de vista de la "igualdad", las cosas son casi lo contrario de lo que pregona la izquierda. Claro, que también pregona libertad, democracia... en fin, ya sabemos: la pura falacia.

Senex dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 08:52:

Es mi caso que las palabras de Jorge Semprún entrecomilladas por el autor del artículo, desde una óptica propia liberal, según creo, me parecen humildes y correctas, y descriptivas de cierta insatisfacción sobre los excesos y disfunciones éticas de la economía de mercado. Me ha parecido que el autor extrapola injustamente esas palabras y construye un monigote al que da guantadas a diestro y siniestro. Sr. Rodríguez Braun, no estoy conforme con su artículo. Lo lamento.

paserifo dijo el día 6 de Diciembre de 2010 a las 08:40:

¿Pero qué tiene que ver el beneficio económico con la ética? Se podrá valorar éticamente la acción de los individuos y de las empresas, pero ¿es que todas las cosas beneficiosas, que producen una mejora, en una palabra "progreso" son malas, inmorales, indeseables y hay que prohibirlas? ¿Estamos condenados a vivir mal, con cosas imperfectas, defectuosas y rotas, porque pretender mejorar es un pecado? ¿Pecado contra quién? ¿Contra "el bien supremo", que es vivir mal, con carencias, sin posibilidad de mejora, sin libertad de ningún tipo, sin poder diferenciarse en nada de los demás, o vivir con imposiciones estéticas, éticas, políticas, económicas, culturales, científicas, religiosas, alimentarias, literarias, en la lengua?
Porque, según algunos, vivir con desigualdad es vivir con injusticia. ¡Pues viva la desigualdad y viva la injusticia capitalista!

Yo aspiro a un Mundo en el que cada individuo sea libre, tenga autonomía moral y capaz de obrar con justicia, sin necesidad de coacciones. Y no quiero un Mundo en el que las personas sean miembros indistintos de una colmena, sin capacidad de juicio, sin voluntad, necesitado de una autoridad externa y coactiva de otros que, en apariencia son iguales, pero resulta que son mejores y superiores, seguramente por mor de su raza, de su sangre o de su superioridad moral. Si ha de haber un ser Supremo, responsable de todo, capaz de juzgarlo todo y de dirigirlo todo, que no sea humano, que no sea mortal, ni falible. Que sea increado e infinito, bueno, omnisciente, perfecto, absoluto e inapelable. Pero que no sea una casta de listillos, un consejo de "sabios" o una aristocracia con aires de superioridad.

¡Pero quién se ha creído este Jorge Semprún!