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¿Y si la solución fuera un órdago Ibérico?

Creo que una alternativa digna de explorar sería hacernos solidarios de forma inmediata con la deuda portuguesa.

frang0nv dijo el día 16 de Enero de 2011 a las 18:30:

Quasimod:

Los especuladores somos los carroñeros de la economía, si no hay carroña no acudimos. No asestamos golpes a lo que se mueve, sino a lo que no se mueve.

Los que generan la carroña son aquellos que despilfarran, y malgastan, es decir los políticos manirrotos e intervencionistas, los que sangran a personas y empresas productivas para mantener a flote a las improductivas. Los que subvencionan lo que la gente no está dispuesta a pagar.

Si tu tienes que elegir que deuda pública comprar con tu propio dinero o en qué empresa invertir, ¿donde lo harías? ¿En una bien gestionada o en una con más agujeros que un queso de gruyere?
Los especuladores no solo somos beneficiosos, somos imprescindibles.

HispanoL dijo el día 16 de Enero de 2011 a las 15:14:

Por qué no proponerle a Portugal la entrada en España. Una autonomía más, pero sólo si en paralelo se hiciera una reforma profunda de la constitución española, para hacer este país (y el nuevo como se llamara) gobernable, estable y menos derrochador.

Olmos dijo el día 13 de Enero de 2011 a las 21:40:

O sea que lo que pretende el Sr. Piniés es que nosotros avalemos la irresponsabilidad de Portugal, ¿y quién avalaría la nuestra?

Hace unos juegos malabares diciendo que si Portugal tiene una prima de riesgo de 4,5% y nosotros 2,5 que el resultado de ambas sería unos 2,7%.

Patético Sr. Piniés, ya veo cómo pretenden algunos pararles los pies a estos gobiernos manirrotos.

Aparte, ese 2,5% que tenemos nosotros y ese 4,5% que tienen ellos no es algo que obedezca absolutamente a nada, es porque Portugal tiene que caer primero y se ha decidido que así sea, no porque ellos esté peor que nosotros, esto lo entiende cualquiera.

quasimod dijo el día 13 de Enero de 2011 a las 18:06:

Interesante y acertada propuesta la que hace, señor de Piniés. Y seguro que por sus antecedentes sabe de qué habla.

Ya hubo una unidad peninsular, tutelada por Gran Bretaña, frente al opresor francés, en 1808 ¿por qué no podría darse una segunda unión, dos siglos después y feente al nuevo opresor común: la especulación financiera internacional conocida por el eufemístico nombre de "los mercados", cuando no son más que cuatro inversores unidos mediante teleconferencia para asestar golpes a lo que se mueva, en el sentido de favorecer sus intereses: dólar, euro, petróleo, azúcar, café, trigo, cobre, deuda soberana,..., lo que sea, con tal de que los enriquezca.

No, no es descabellada su propuesta. el problema es que su sola mención aterraría a algunos pliticuatres de vía estrecha que juegan a exprimir la uibre de la madre España, para tenerlos contentos, porque si no... porque si no, ¡NO SERÁN CAPACES DE HACER NADA! No les intersa, es más caro mantener la estructura formal de un Estado, que vivir amenazando constantemente al siempre débil gobierno central por virtud de la nefasta legislación electoral española.

Pero sería, sin duda, un primer paso para resituar a la Nueva Hispania en el lugar que en Europa le corresonde: la primera por extensión y riqueza, si todos nos ponemos a trabajar por ello.

13albert dijo el día 13 de Enero de 2011 a las 10:22:

No me parece descabellado en absoluto esa hipótesis.
Solo las implicaciones políticas de esta España de taifas y mamandurrias varias pondrían arena en esa cadena ibérica.
Sería muy interesante que se reflexionara sobre esto.

loboe dijo el día 13 de Enero de 2011 a las 10:01:

Curiosa teoría que incluso debería ser considerada seriamente en otras circunstancias, pero no en esta, cuando lo que está sobre la mesa es precisamente lo contrario. Quiero decir la desintegración de España como país y como unidad económica y cultural.

El inicio de esta voladura del estado ya ha tenido lugar y la piqueta de demolición quita cada día algún ladrillo del edificio. Así que me temo D. Jaime, que su próxima propuesta sea colocar la cebada en el rabo y para eso, ya no necesitaremos economistas ni políticos.