El secretario general del PSOE, Marcelino Iglesias, dijo que la reforma de las pensiones que plantea el Gobierno no viene como consecuencia de la crisis sino de la pirámide demográfica española, que refleja que cada vez hay más jubilados y menos personas activas: "Es una decisión de responsabilidad y de solidaridad con las generaciones futuras. El Sistema de Seguridad Social es un sistema fuerte que no tiene hoy ningún problema, pero hay que prever lo que sucederá en el futuro porque tenemos cada vez más personas jubiladas que viven más tiempo y menos ciudadanos en activo".
Pero si fuera consecuencia de la demografía, entonces no se entiende por qué los socialistas no empezaron la reforma antes, porque el desajuste entre cotizantes y pensionistas no es precisamente nuevo. Asimismo, don Marcelino olvidó señalar que ese problema, efectivamente grave, se debe exclusivamente a la imposición política, y no a ninguna solidaridad con nadie. Si las pensiones fueran libres, es decir, responsabilidad de cada ciudadano, la demografía no las dañaría, porque cada cual ahorraría para su pensión; y tampoco las dañarían las crisis, que quedarían disueltas en un largo período de crecimiento económico. El sistema actual no es solidario, porque la solidaridad exige la libertad, y tanto los trabajadores como los pensionistas están obligados por la política y la legislación a cotizar lo que las autoridades manden y a cobrar la pensión que esas mismas autoridades determinen.
También afirmó el secretario general de los socialistas que las reformas del Gobierno son el "fundamento de la nueva etapa de prosperidad". Esta extraña tesis, otra vez, ignora a los ciudadanos. Si la economía se va recuperar, que lo hará sin duda, los fundamentos de esa recuperación no se deberán al Gobierno sino al terrible ajuste que ha soportado principalmente la ciudadanía. Los millones de parados, los cientos de miles de empresarios que han quebrado en estos años, ellos son el fundamento del ajuste, un ajuste al que se han visto abocados por culpa de una crisis generada por las autoridades, que les cargaron después el muerto. Esta tragedia es olímpicamente pasada por alto por los socialistas que contra toda evidencia presumen de no haber hecho nada malo y además de arreglarnos la vida.
Paul Krugman dijo hace poco: "la izquierda ha quedado muy rezagada en la carrera de las patrañas". No lo parece.