Me parece a mí que lo primero sería que todos los españoles asumiéramos que somos mucho más pobres y menos competitivos de lo que hasta hace poco nos creíamos, y que vivíamos, inconscientemente, de prestado. Una vez eso asumido, podríamos exigir a los sindicatos obreros más honestidad material e intelectual, de modo que su actitud fuera consecuente con nuestra situación real. También podríamos exigir a las organizaciones empresariales que, dejando de lado su cortoplacismo, no fueran cobardes y se enfrentaran decididamente al Gobierno, rechazando propuestas y medidas de "tente mientras cobro". Y a la meliflua oposición, reprochar su electoralismo, en el que rivalizan con el partido del Gobierno. Después habría llegado el momento, pero no para el PSOE, totalmente incapacitado, de la liberación radical del mercado de trabajo, y, desde un nuevo suelo, iniciar (que no, culminar; Zapatero dixit), si somos capaces, la recuperación del empleo. Por las leyes de la naturaleza, todo eso acabará ocurriendo, pero después de muchos vaivenes y sufrimientos, que podrían ser paliados y acortados si nuestra clase política fuera lo que no es.
Por otra parte, me duele personalmente y retrospectivamente la referencia del editorial a jubilados y funcionarios como "sostenidos" por los trabajadores. ¿Quien haya escrito eso sabe que la sanidad, la educación, la seguridad, la investigación científica y muchos servicios técnicos, no onerosos para el administrado, están desempeñados por funcionarios?. Otra cosa sería que pensara que estaría mejor que lo fuera por profesionales privados, pero eso no es lo que dice el texto.
Escrito hace unos 2000 años y traducido al español con mayor o menor acierto pero que aun así se entiende.
Evangelio según san Marcos 10, ?-45 (el que tocaba ayer miercoles en el culto católico)
<<Ya sabeis que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre vosotros. Al contrario: el que quiera ser grande entre vosotros que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el último de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos>>.
Y añado yo que, aunque no se hagan las cosas bien o se intenten hacer bien por Jesucristo, por lo menos que se hagan por amor a nuestros semejantes, que son todos aquellos que nos rodean.
Estando por completo de acuerdo con el fondo del asunto, me gustaría señalar que expresiones del tipo “en nuestro país cada trabajador mantiene a más de un funcionario, pensionista o parado” parecen un poquito manipuladorcillas. En las economías socialistas ortodoxas no había sector privado que mantuviera a los funcionarios, pero el Estado permanecía férreo es su sitio, el ladrón, ¿verdad? Quiero decir que esa imagen del heroico trabajador privado acarreando en la chepa a tres sanguijuelas es sólo una media verdad.
Por supuesto que el sector público puede crear riqueza, y de hecho lo hace, y no es necesariamente cierto que haya de ser mantenido por el privado. El problema es que, por principio, la planificación produce muchísimo peor que el mercado porque carece de información para una asignación eficiente de recursos, no sabe qué producir ni en qué medida, y además es inmoral e indigna al no respetar la libertad inherente del ser humano. Explíquese las cosas, que LD lo hace muy bien, pero no caigamos en clichés facilones que ofenden innecesariamente a los funcionarios; aunque haya mucho vago e incompetente que se aprovecha de la situación, no es ni mucho menos cierto que todo funcionario sea improductivo y mantenido. Y digo esto siendo partidario de una progresiva desaparición de todo lo público impuesto coactivamente, en el convencimiento de que sería lo mejor para el propio funcionariado, que en una economía abierta y de libre mercado multiplicaría su productividad y nivel de vida.
Otro grandísimo error muy extendido es pensar que cada vez se necesitan menos trabajadores para llevar a cabo la producción y no hay trabajo. Por reducción al absurdo: imaginemos que toda la producción mundial actual la realizase un solo supertrabajador, omnipotente y malvadísimo, pero de ilimitada codicia y obligado a respetar la libertad de los demás ¿La consecuencia de ello sería un mundo muriéndose de hambre mientras se pierden todos los recursos? Obviamente, no. El resto de la humanidad se pondría a trabajar para mantenerse creando nuevos medios de producción que intercambiaría con el gran acaparador, dando como resultado un incremento generalizado del nivel de vida.
Es una estupidez inmensa eso de que el trabajo es un bien escaso y de que es inevitable el desempleo. En un mercado libre NADIE estaría desocupado, por la sencilla razón de que cualquiera es capaz de hacer algo útil y valorado por los demás. Así de simple. El paro lo crean los políticos, con sueldos mínimos y negociaciones colectivas, para mantener secuestrada a la gente en un círculo vicioso absurdo y disparatado que se puede explicar fácilmente. Es hora de que se empiece a tratar a las personas como a adultos y decirles la verdad. Lo entenderemos, no somos una recua de subnormales.