Menú
Juan Velarde

Sobre el choque portugués

Desde el comienzo de la tormenta financiera, los especialistas consideran en efecto que España es un eje: si el país cae, puede arrastrar a toda la zona euro en su caída.

Desde el comienzo de la tormenta financiera, los especialistas consideran en efecto que España es un eje: si el país cae, puede arrastrar a toda la zona euro en su caída.

¿Por qué no se experimentó en España con fuerza inmediata el caos económico, político y social que se alza en Portugal? Da la impresión de que se debe considerar que "la verosimilitud de que se manifieste un escenario de tal naturaleza no es en estos momentos muy alta", Léase sobre ello el artículo de Alfonso Novales Economía y Política en Portugal, en Cinco Días de 26-27 marzo 2011, del que se toma un párrafo que considera que la causa es que "un determinado tipo de reestructuración de la deuda portuguesa ya ha sido descontado por los mercados", por lo que "salvo contingencias ahora mismo no previsibles, la llamada crisis de la deuda periférica termina en Portugal".

Todos tenemos la tentación de opinar como el doctor Pangloss, y liquidar así el problema, pero no da la impresión que los mercados financieros opinen así. Ante la pregunta de "¿es España la próxima?" en The Wall Street Journal de 25-27 de marzo de 2011, Marcos Wolker y Jonathan House, en su artículo Neighbor’s woes turn a spotlight on Spain, al explicar qué ilumina ese faro, sostienen que sobre "el sector bancario español permanece una gran preocupación. El Moody’s Investor Service cortó la calificación de treinta entidades crediticias, calificando al sector de frágil. Otros retos españoles incluyen un gran déficit presupuestario, una explosión de la burbuja inmobiliaria y débil crecimiento". Sin embargo, en ese artículo se recogen otras opiniones no tan negativas, como la de la Agencia Fitch, que considera que los bancos españoles y sus riesgos en relación con sus activos "son significativamente más reducidos que los de Irlanda en proporción al total de la economía nacional" y Ben May, economista de Capital Economics, señala: "España no está fuera de golpes. Pero el mercado está menos asustado respecto a los peores escenarios que lo que sucedía hace pocos meses".

Todo esto es cierto, pero lo que realmente sucede es, a mi juicio, lo que nos indica Isabelle Couet en su artículo L’Espagne tient bon face aux ennuis de son voisin, en Les Echos de 25-26 de marzo de 2011. En él recoge que según el Banco de Pagos Internacionales, "España es la economía más expuesta en Portugal. El contagio puede hacerse por la vía bancaria", y por ello el estratega de la Société Générale, Vincent Chaigneau considera que "el Gobierno español debe por ello mostrar que está siempre resuelto a reducir el déficit, si quiere evitar perder la confianza de los inversores", o lo que es igual, del poderoso mercado financiero.

Pero éste, y aquí radica el motivo –y a mi juicio no hay otro para explicar por qué no somos golpeados‑, que expone muy bien Isabelle Couet: "Desde el comienzo de la tormenta financiera, los especialistas consideran en efecto que España es un eje: si el país cae, puede arrastrar a toda la zona euro en su caída". Si ahora se repusiesen Los intereses creados de Benavente, los espectadores quedarían asombrados de la semejanza de lo que ahora sucede con nosotros en el mundo internacional, político y financiero.

En Libre Mercado

    0
    comentarios