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Sinde preserva de la crisis a los profesionales del arte contemporáneo

Gracias a González-Sinde, los que pagamos impuestos nos podemos considerar hoy unos mecenas del arte contemporáneo: 1,2 millones nos costará la broma.

La creación artística en España, sea cual sea su vehículo de expresión, cuenta con numerosas subvenciones procedentes del bolsillo de todos los ciudadanos sin tener en cuenta las preferencias particulares del contribuyente. Es lo que ocurre con el cada vez más ignorado cine español y no parece que las ayudas públicas contribuyan a mejorar sus resultados estéticos y comerciales sino todo lo contrario.

Pero aunque el cine español es el parásito que más dinero público consume, el ministerio de Cultura no olvida al resto de sectores artísticos, a cuyos integrantes financia igualmente sin tener en cuenta los imperativos financieros de la crisis.

Es lo que ocurre con el arte contemporáneo, concepto siempre polémico por lo incomprensible de muchas de sus expresiones, que este año va a recibir más de un millón de euros para que se lo repartan todos los profesionales del sector incapaces de vivir de su talento artístico o empresarial.

González-Sinde va a darle nuestro dinero no sólo a los autodenominados artistas contemporáneos, sino también a las galerías de arte ¡e incluso a los críticos!, cuyos dictámenes sobre el acierto o no de las autoridades que organizan exposiciones, las mismas que les proporcionan un suculento trinque presupuestario, serán sin duda un dechado de independencia.

Por supuesto no podía faltar una línea de subvenciones dirigidas a las organizaciones no gubernamentales, porque el fenómeno de las ONG está tan desbocado que resulta que también hay organizaciones "sin ánimo de lucro" dedicadas a promocionar el arte contemporáneo incluso a escala internacional. Mamarrachadas sin fronteras, pero muy bien subvencionadas.

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