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Juan Velarde

El catalejo

Al comprobar que, de inmediato, no se produce un cambio político, el observador deja el catalejo y se lleva las manos a la cabeza.

Al comprobar que, de inmediato, no se produce un cambio político, el observador deja el catalejo y se lleva las manos a la cabeza.

En Financial Times de 25 de junio de 2011, se indica que España se encuentra en el punto de mira de los catalejos de los grandes mercados financieros internacionales. Lo primero que en ellos se observa es el volumen fortísimo de la deuda bruta exterior de España: 1,7 billones de euros. El gran problema que evidencia el catalejo es el de la posibilidad o imposibilidad de devolución de algo con tan considerable volumen, y que continúa creciendo a la fuerza, impulsado, por un lado, a causa del déficit de la balanza por cuenta corriente y, por otra, por el déficit del sector público. En ese diario se reiteraba, el 24 de junio de 2011, que el tipo de interés que los bonos españoles a 10 años pasaban a rendir en los mercados financieros era el 5,69%. Entre los 21 países cuyas cotizaciones de bonos a diez años se registran, esos intereses sólo son inferiores a los de Grecia (16,98%), Irlanda (12,12%) y Portugal (11,56%).

Pero el catalejo, quizás asustado, brinca sin demasiado orden en el tiempo, y observa que el 12 de mayo de 2011 ese tipo de interés era del 5,25%; y el 24 de marzo de 2011, del 5,19%. ¿Y el 24 de enero de 2011? Según The Economist, del 5,16%. Esta tendencia alcista que muestra el catalejo frena las posibilidades de desarrollo, porque éste no es posible con altos tipos de interés, determinados por la cotización del bono a 10 años, que crecen, en cinco meses, un 10,3% porque los tipos análogos de Canadá están en el 2,88%; los de Francia, en 3,4%, los de Japón en un 1,13%, los de Suecia en 2,84%, los de Alemania en 2,85%, los de Suiza en 1,64%, los del Reino Unido en 3,15% y los de Estados Unidos en 2,90%. Incluso Italia, tan preocupante, está en el 4,49%.

Pero, en ese caso, ¿qué otra cosa observa el catalejo? Pues que con un déficit en la balanza por cuenta corriente de 65.900 millones de dólares, sólo está España, con una cifra menor en el mundo, que Estados Unidos e Italia, y contempla además que la conocida Economist Intelligence Unit pronostica que en 2011 este déficit supondrá el 3,6% del PIB, lo que, para el conjunto de los 42 países económicamente más significativos del mundo, supone estar con peor cifra sólo respecto a Grecia (4,5%), Turquía (7,9%) y Egipto (6,8%). Y también la Economist Intelligence Unit estima que, en 2011, el déficit presupuestario español respecto al PIB será del 6,8%. Por encima, en ese grupo de los 42, sólo se situarían Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña y Egipto.

Cuando el catalejo enfoca las decisiones del poder ejecutivo y sus respaldos parlamentarios no encuentra aquella contundencia que, en relación con los panoramas anteriores, sería preciso contemplar, sino una corroboración de una frase de Hayek pintiparada para los actuales dirigentes de la política económica española –véase en la entrevista que le hizo Reason Magazine y que aparece recogida en el volumen I de Adrian O. Ravier, La Escuela Austriaca desde adentro. Historias e ideas de sus pensadores–: "Primero, prolongaron el auge y causaron una depresión peor, y luego permitieron que una deflación continuara y prolongara la depresión". Y al comprobar que, de inmediato, no se produce un cambio político, el observador deja el catalejo y se lleva las manos a la cabeza.

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