Como a un clavo ardiente, la prensa europea se agarra a la idea de que China va a proporcionar las enormes sumas de dinero necesarias para hacer mella en la crisis financiera de la Unión Europea (UE). Como la mayoría de las cosas que involucran a la UE, la crisis ha ido progresando a paso de tortuga. Esto ha dado a los medios de comunicación la posibilidad de reciclar la historia de "¡Que viene China!" una y otra vez, a pesar de la falta de pruebas. De hecho, las barreras para un plan de rescate financiero de China son enormes, por varias razones.
1. La magnitud del problema
La UE no necesita €10,000 millones para evitar caer en el impago, no necesita €50,000 millones, ni siquiera €100,000 millones. Necesita más de €500,000 millones. Tampoco es el caso de que la República Popular China pueda enviar una señal con un compromiso simbólico y de esa forma el mercado le seguirá la pauta. La magnitud de las necesidades de la UE simplemente sobrepasa la capacidad actual y la voluntad de casi todos los acreedores.
2. El atractivo financiero
Para ser atractiva, una inversión debe lograr un esperado buen rendimiento. Esto requiere que el proyecto de inversión tenga éxito de alguna manera. Pero incluso si la República Popular China proporcionase suficiente dinero para que un rescate financiero de toda la Unión Europea fuera realmente eficaz, entonces, ¿qué? ¿La UE va a crecer de tal modo que pueda mantener una buena rentabilidad sobre una inversión de esta envergadura?
El problema de solvencia de la Unión Europea es sólo el primer paso. Porque para invertir en la UE y que tenga algún atractivo financiero el segundo paso –que es impulsar el crecimiento– también debe ser creíble. Y la UE ni siquiera ha empezado a hacer frente a dicho problema.
3. Los problemas políticos transatlánticos
Se ha sugerido tímidamente que Europa puede ofrecer a China beneficios no financieros. Se le podría otorgar el estatus de economía de mercado antes de la fecha original dada para 2016, o la UE podría además cambiar su tratamiento respecto a las políticas chinas que van desde las divisas a los derechos humanos. Estos cambios tendrían un valor relativamente pequeño para Pekín, en especial desde que el mundo apenas los consideraría un verdadero respaldo al comportamiento chino.
Más valioso para Pekín: la Unión Europea podría levantar las sanciones impuestas contra China después de la masacre de Tiananmen. O podría poner a disposición de China alta tecnología con potencial de uso militar, por ejemplo, mediante la venta de participaciones en empresas de aviación. Sin embargo, esto podría causar serios problemas a las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos y, posiblemente, a la misma Europa. Estados Unidos se preocuparía porque la tecnología europea, entre otras cosas, haría que se agudizase más la amenaza de la República Popular China contra Taiwán, mientras que a muchos europeos les preocuparía que la Unión Europea estuviese vendiendo su alma. Sin duda, se preocuparía de que la UE abandonase su pretensión de liderazgo mundial.
4. Los problemas políticos de China
Este factor no se percibe en Europa. China es mucho más pobre que cualquier miembro de la Unión Europea. El Partido Comunista es ya objeto de críticas constantes por colocar tanto dinero en los bonos del Tesoro americano que pagan tan pocos dividendos. No se puede tirar tan fácilmente cientos de miles de millones en países más ricos que han vivido más allá de sus posibilidades, mientras que los ciudadanos chinos se enfrentan a altos precios de la vivienda urbana, a alto desempleo rural y a una creciente concentración de la riqueza.
Para coronar la situación, la República Popular China está en transición política ya que en otoño de 2012 el Congreso del Partido Comunista elegirá a su nueva cúpula. Los oficiales chinos hacen de todo por no sobresalir y no abrirse así a la crítica populista. Con su futuro en juego en menos de un año, ¿qué líder chino va a hablar en favor de la participación a gran escala de un rescate financiero de la Unión Europea?
Si Europa está realmente dispuesta a vender una buena parte de su alma, China podría estar lo suficientemente interesada en asumir un riesgo de tal envergadura rescatándola. De lo contrario, Bruselas deberá esperar sentada.