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c.rovira, consejero delegado de sifu

"Contratar a un discapacitado no es una cuestión de caridad sino de productividad"

El desconocimiento y la desconfianza son los principales factores por los que los empresarios españoles no se deciden a contratar discapacitados. 

Lo social y la competitividad, dos términos muy difíciles de relacionar a priori, pero que el Grupo SIFU ha conseguido fusionar en un objetivo claro y rentable: ser los mejores en la inserción laboral de personas discapacitadas.

Pasados 17 años desde su creación, SIFU se ha consolidado como la primera empresa española en inserción de personas con discapacidad (física, psíquica o mental). Actualmente, cuenta con una plantilla de más de 2.500 profesionales, de los que un 87% son discapacitados y su función es prestar servicios en sectores como la limpieza, la conserjería o la jardinería.

La Ley obliga a las empresas públicas y privadas, con una plantilla superior a 50 trabajadores, a contratar a un 2% de personas con discapacidad, algo que en España la mayoría de los negocios no cumplen. La desinformación es el motivo principal, porque decidirse a contratar a un discapacitado no es una cuestión de caridad sino de productividad.

Un empleado que puede desempeñar una tarea igual o mejor que un trabajador considerado "perfectamente capaz" y que, además, otorga a la empresa una serie de incentivos fiscales para reducir sus costes de personal, es una opción más que atractiva para el empresario. Cristian Rovira, consejero delegado del Grupo SIFU, ha querido profundizar en este asunto en una entrevista con Libre Mercado.

Pregunta (P): ¿Es compatible maximizar el beneficio y servir a la sociedad?

Respuesta (R): Por supuesto. Desde hace varios años el concepto de la responsabilidad social corporativa (RSC) está siendo utilizado por un gran número de empresas españolas como una forma de gestionar su negocio. Éstas, sin ser obligadas por la Ley, utilizan sus propios beneficios para contribuir a que la sociedad mejore, pero nosotros no hacemos eso, no somos socialmente responsables, somos socialmente competitivos, no tenemos que destinar dinero a obras sociales, nuestro concepto ya es social de por sí. A medida que la empresa crece, conseguimos que crezca nuestra responsabilidad social.

P: Entonces, ¿qué opinas de todos aquéllos que demonizan la figura del empresario?

R: Hay que hacer una distinción entre emprendedor y empresario. Con la crisis, la figura del emprendedor está más valorada que nunca, pero en el caso del empresario todavía hay que cambiar el chip.

La gente sigue pensando que los empresarios españoles tienen cuentas secretas en Suiza, cosa que el 99% de ellos ni tienen, ni conocen. Se cree que al empresario no le supone un problema tener que deshacerse del 10% de su plantilla mañana, y lo cierto es que la mayoría de las empresas son negocios pequeños, donde todo el mundo se conoce y donde despedir solamente a un empleado ya es un auténtico drama. Cuando hablamos de empresarios muchas personas se imaginan que son todos altos ejecutivos o cosas por el estilo, y eso no es la realidad empresarial española.

P: Hace 14 años, cuando tu tenías tan sólo 22 y todavía estabas estudiando ADE (Administración y Dirección de Empresas), decides entrar en SIFU. ¿Por qué?

R: Vi que tenía futuro encontrarle valor a las personas con discapacidad y SIFU era una oportunidad única. Teníamos que aprovechar sus capacidades, que son muchas, en una época en la que España estaba a la cola en cuanto a su inserción laboral.

P: En tan sólo cinco años conseguiste multiplicar por diez la empresa. ¿Cómo lo lograste?

R: Conseguimos que la plantilla creciese mucho. Eso lo hicimos porque, realmente, los discapacitados hacen una labor magnífica y de calidad, el único secreto es darle a cada persona el trabajo que mejor puede desempeñar. Haciendo esto, tenemos un producto muy fácil de vender porque si tu precio es competitivo, el producto que haces es bueno y encima contribuyes a una labor social es más fácil que te den una oportunidad. Cuando ya te han dado esa oportunidad, sólo tienes que demostrar que funcionas bien y si funcionas bien, siempre repiten.

P: ¿Cómo describirías a un trabajador discapacitado?

R: Son gente que valora más el trabajo que se le da porque sabe lo que cuesta conseguirlo. Tienen menos absentismo porque no quieren perder el privilegio que se les ha otorgado, están más satisfechos con el trabajo que realizan porque saben lo que es estar sin trabajar durante mucho tiempo, y todo esto hace que estén más motivados y que los resultados sean mejores.

P: Más del 80% de vuestra plantilla son discapacitados. ¿Cómo contribuyen ellos en la propia inserción de sus compañeros?

R: En todo. Tenemos puestos de asistentes sociales o de psicólogos que están cubiertos por personas con discapacidad. Esto facilita que el resto tenga una formación teórica y práctica, así como una orientación de primera mano hacia el tipo de labor que van a desarrollar.

P: ¿Por qué las empresas son reticentes a la hora de contratar discapacitados?

R: Es un problema de confianza y de desconocimiento. De hecho, casi un 90% de las empresas que contratan personas con discapacidad están satisfechas o muy satisfechas con su rendimiento, por un lado, porque son personas que funcionan y, por otro, porque al contratarlas tienen una serie de incentivos fiscales que hace que para el empresario ese trabajador sea muy competitivo.

P: ¿Cuáles son los beneficios fiscales para las empresas que contratan discapacitados?

R: Tienen una bonificación de la cuota de la Seguridad Social que, según el tipo de discapacidad, puede llegar al 90% (actualmente, el empresario paga el 30% de la cuota). Además, dependiendo de la adaptación al puesto de trabajo o de si se le hace un contrato indefinido hay otras bonificaciones dentro del Impuesto de Sociedades.

P: ¿Qué tipo de discapacitados tenéis en vuestra empresa?

R: Personas con discapacidad física, psíquica y mental. Entre psíquicos y mentales suman más de 600 personas y se encargan de realizar trabajos grupales como la limpieza o la jardinería. De los trabajos más autónomos se ocupan las personas que padecen algún tipo de discapacidad física.

P ¿En qué os diferenciáis de otras empresas del sector?

R: La principal diferencia es que nosotros unimos la responsabilidad social con la gestión empresarial. Muchas de estas empresas vienen de fundaciones o de asociaciones de padres con niños discapacitados que, a pesar de tener la mejor intención del mundo, no tienen la visión empresarial, de gestión y de clientes necesaria para conseguir expandirse.

P: ¿De qué forma contribuyen los discapacitados al crecimiento de las empresas?

R: Además de hacer bien su trabajo, ayudan a que el ambiente interno mejore. Cuando cualquier empleado tiene a una persona discapacitada trabajando a su lado y ve cómo se esfuerza para hacer su labor él mismo también aumenta su rendimiento. Esto produce un efecto motivador dentro de la organización que hace que mejore el clima laboral de la empresa.

P: ¿De qué tipo de ayuda os beneficiáis?

R: Tenemos una bonificación del 100% de la SS por cada trabajador que colocamos.

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