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José Carlos Rodríguez

El inicio del fin

Estamos, en realidad, ante el inicio del fin. El fin de un discurso que se ha abandonado nada más llegar al poder. El fin de un programa que habría podido sacar a España de la situación que vive.

No ha pasado tanto tiempo como para que olvidemos cómo sonaban entonces, en septiembre de 2009, las palabras de Mariano Rajoy criticando "la mayor subida de impuestos de la democracia", que pretendía allegar al Estado 15.000 millones de euros provenientes de nuestros bolsillos. Rajoy no sólo ha asumido, todo enterito, aquél aumento de impuestos que criticaba, sino que le suma otro de más de 6.000 millones, entrando directamente en nuestras cuentas (IRPF e impuestos del capital) y aumentando el gravamen sobre la forma de propiedad más extendida (IBI).

Desde luego, "está por ver que las decisiones del Gobierno supongan el aumento de recaudación", ya que estamos en plena recesión y "afecta a la actividad, al consumo, al ahorro, a la inversión y también a la confianza. Y así es muy difícil que se pueda producir la recuperación cuando queremos". Este aldabonazo fiscal "es muy grave para las familias que en estos momentos pasan dificultades" y "en definitiva, la política económica del Gobierno es incomprensible. Es un atentado contra el sentido común. No es de derechas ni de izquierdas. Es, lisa y llanamente un desastre".

Le sonarán a Rajoy estas palabras, porque las pronunció hace dos años y tres meses y se le pueden aplicar una por una. Entonces, en 2009, estábamos en recesión. Hoy, también. Y en parte por los motivos que él expuso entonces, muy brillantemente. Y, cuidado, porque como ya ha adelantado la vicepresidenta SSS, esto es "el inicio del inicio". Rajoy nos va a subir el IVA antes de que pasemos del solsticio de invierno al del verano.

Es un acierto rebajar los gastos en 8.900 millones de euros. Pero todo es chocante en el despropósito del aumento de impuestos. En primer lugar porque como ya explicó Rajoy, no se aseguran los mayores ingresos y le da la puntilla a la economía privada. En segundo lugar porque ésta ya se ha ajustado y es ahora el Estado quien tiene que hacerlo. En tercer lugar porque se ceba en la renta del trabajo y en la renta del capital. Lo que necesitamos es más ahorro y, en todo caso, debería favorecerlo. De aumentar los impuestos, a lo que soy contrario, menos malo hubiera sido aumentar el IVA, que repercute sobre el consumo. Y por último es un despropósito que haya comenzado por subir los impuestos sin hacer una sola reforma.

Estamos, en realidad, ante el inicio del fin. El fin de un discurso que se ha abandonado nada más llegar al poder. El fin de un programa que habría podido sacar a España de la situación que vive. Y el fin de la esperanza de muchos que contábamos con que un cambio de partido llevase a un cambio en la política económica.

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