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Rajoy cifra el ajuste en 40.000 millones y aprobará la reforma laboral "sí o sí"

Tras justificar la subida fiscal, Rajoy prometió una reforma laboral en los plazos previstos. En diciembre, alertó, los parados serán 5,3 millones.

No será una tarea fácil, costará ver la luz al final del túnel y la legislatura se volverá en ocasiones a cara de perro. Pero, pese a todo, Mariano Rajoy se comprometió a llevar a cabo las reformas necesarias para "volver a la senda del crecimiento económico", utilizando los "instrumentos" acordes a cada situación.

En una reunión con su grupo parlamentario sin precedentes, y acompañado por medio Gobierno y los cargos más importantes del PP, el presidente hizo una radiografía económica que empeoró sensiblemente las perspectivas expuestas en el último Consejo de Ministros. Para empezar, advirtió que el ajuste necesario en 2012 podría alcanzar los 40.000 millones de euros, el doble del barajado por el anterior Gobierno, que situó el déficit público en el seis por ciento (traducido, unos 16.500 millones).

Éste sería el máximo previsto aunque, en el mejor de los casos, la administración no prevé menos de 37.000 euros en ahorro, por lo que la cifra real de déficit escalaría por encima del ocho por ciento, según las fuentes consultadas. Cada punto del PIB equivale, aproximadamente, a 10.000 millones de euros.

Pese a todo, y así lo reiteró Rajoy en la reunión -que fue a puerta cerrada, en una de las salas más grandes del Congreso-, España mantiene su compromiso ante la Unión Europea de conseguir un déficit del 4,4 por ciento, por lo que auguró que habrá que tomar nuevas medidas a corto-medio plazo. En este sentido, ya en pasillos, miembros del Gobierno volvieron a sacar a colación la subida impositiva para asegurar que "sin ella, la prima de riesgo española habría escalado a los quinientos puntos" en plenas fiestas navideñas.

Dato de la EPA: 5.300.000 parados

El segundo gran quebradero de cabeza para el jefe del Gobierno, el desempleo, tampoco dará tregua. Según adelantó, la Encuesta de Población Activa (EPA) del mes de diciembre pondrá de manifiesto el aterrador dato de 5.300.000 personas sin empleo. "Reconoció la difícil situación" a consecuencia de "la destrucción de empleo", admitió Alfonso Alonso, encargado de informar sobre el encuentro.

Más de media hora estuvo Rajoy, sin interrupción alguna, dando las claves sobre la situación. Incluso cuando ya se iba, justo antes de entrar a su coche oficial, volvió a reclamar a Alonso antes de que éste se expusiera ante los periodistas.

La reforma laboral cumplirá su plazo

Ahora bien, una vez dicha "la verdad" sobre la hacienda pública -coletilla que siempre utiliza, en cualquier foro-, el presidente fue a las soluciones. Y lo primero que dejó claro es que se tienen que cumplir los plazos; que sólo así se dará certidumbre a la Unión Europea, produciendo un efecto calmante en los mercados. Tres fueron las reformas que mentó: la laboral, la energética y la financiera. En todos los casos, insistió en que el calendario no debe ser sometido a debate.

Concretamente, sobre el mercado laboral, y una vez los agentes sociales empiezan a tensar la cuerda, Rajoy recalcó -en voz de un diputado- que "sí o sí" la reforma tendrá que estar lista en el primer trimestre del año, tal y como se comprometió públicamente el Ejecutivo. En caso contrario, el Gobierno actuará "en pro del interés de todos los españoles". En este sentido, el presidente añadió en su entrevista a EFE: "Les pedí un esfuerzo que agradezco, pero no sé en qué terminarán las negociaciones. Tendré en cuenta sus acuerdos, pero en lo que no haya acuerdo el Gobierno hará lo que sea mejor".

En cuanto al sistema financiero, mentó el quince de febrero como fecha máxima para su saneamiento. Rechazó, de igual forma, la creación del banco malo, alegando que esto les costaría dinero a los contribuyentes.

Por su parte, a Cristóbal Montoro le tocará la tarea de meter la tijera, y a ello apuntó también Rajoy. Cifró en 90.000 millones la cantidad que gastaron las administraciones por encima de lo que ingresaron el año pasado, extremo intolerable para el presidente. En este sentido, abogó por la racionalización de los organismos públicos y por acabar con todos los superfluos, según portavoces autorizados.

Una legislatura dura para el PP

Hecho el diagnóstico y puesta la posible medicina encima de la mesa, llegó la advertencia: "En esta legislatura habrá que defender en muchas ocasiones decisiones que no gustarán", incluso -dijo- en las propias filas populares. Dejó entrever que no contarán con el plácet del resto de grupos, a pesar de la emergencia nacional.

"La situación es muy difícil" y "el Gobierno no va a renunciar a lo que deba hacer", se reafirmó Rajoy, pidiendo a los suyos, pese a la contienda que les espera, que "se partan la cara" por defender al gabinete presidencial, en traducción de un diputado. "El Gobierno está decidido a no distraerse y nos ha pedido al conjunto del grupo que le ayudemos", insistió Alonso, mucho más cauto a la hora de aportar las cifras.

Rajoy hace el aviso con tranquilidad, pues su equipo cree que los españoles son conscientes de la necesidad de acometer reformas, como así reflejan las últimas encuestas publicadas en medios de comunicación. Ahora bien, a los suyos les reclamó "explicar en el Congreso, en cada circunscripción" por qué "son buenas" las medidas emprendidas. "Se puede ser prudente y valiente a la vez", aseveró textualmente.

Con la intención de adelantarse a los previsibles problemas, Rajoy concluyó la reunión, que por lo demás se saldó con nombramientos clave en la Carrera de San Jerónimo. "Nadie dijo que iba a ser fácil, pero lo conseguiremos, presidente", le dijo un diputado al oído, entre empujones y medios de comunicación.

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